Úngeme señor con tu espíritu
decía Julio sorprendido
en un momento muy crítico
que lo tenía confundido.
Diputado y regidor
se le acabó la paciencia
no pudo con el doctor
ni tuvo la presidencia.
En el Pri lo embalsamaron
en aquel féretro impío
pues siempre lo respetaron
aunque fuera seco y frío.
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