Los consultorios que ofrecen “orientación médica gratuita”, en la cadena de Farmacias del Ahorro, engañan descaradamente a la gente. Utilizan una estrategia mercantilista que convierten a los pacientes en clientes cautivos y lo menos que intentan es aliviar los males o enfermedades que aquejan la salud de ciudadanos, sobre todo de sectores de escasos recursos a quienes timan.
Luego de múltiples quejas recibidas en las oficinas de Semanario ESPRESSO, nos dimos a la tarea de investigar sobre este tema, y logramos obtener testimonios reales de personas que sostienen lo dicho y presentaron pruebas de sus casos. Cambiamos los nombres para resguardar su identidad, pero afirman sentirse burlados con lo recetado, pues nunca encontraron mejoría.
Sin duda hay de enfermedades a enfermedades, regularmente las personas que acuden a estos “consultorios” son afecciones menores, pues quienes ya presentan enfermedades avanzadas o degenerativas, normalmente no acuden ahí.
Le llamaremos don Ángel, hombre recio de casi cinco décadas, pero fuerte por su trabajo y sano por su alimentación. En un mal momento, empezó a sentir ardor al orinar, el cual se hizo más intenso hasta percatarse que se trataba de una infección en las vías urinarias. Nos narra: “Por lo práctico de la ubicación y lo atractivo de ser gratis la consulta, fui a que me atendiera un joven doctor, hosco y poco atento, pero serio. Le expliqué que me ardía mucho al orinar pues parecía que expulsaba alfileres, que llevaba mucho dolor, pues iba yo doblado, que estaba sufriendo de incontinencia y que ya tenía fiebre”.
“El doctor me preguntó lo elemental, edad, si era alérgico a medicamentos, diabético o hipertenso. Contesté con seguridad. Procedió a recetarme tres medicamentos, uno de ellos, me explicó que era el antibiótico y los otros para el tratamiento de la infección y un relajante muscular. Así me retiré confiado en que acabaría de inmediato con ese mal que nunca me había dado. Eso fue lunes a las 10 de la mañana. De inmediato empecé a tomar los medicamentos pues ya estaba desesperado. Todo el lunes, la noche larga y dolorosa; todo el martes, sin dormir, hasta que el miércoles, tuve la fortuna de recibir la llamada de un buen amigo al que le conté mi ardoroso caso. “No le busques vete a ver al doctor Solomillo”
El galeno en cuestión, joven profesionista, heredero de una tradición médica de muchos años. Nieto de don Leoncio Rojas Tejeda, famoso por su calidad humana, continúa: “Me recibió amablemente, escuchó mi desesperado lamento y me dio una inyecciones, que la primera me la puse a las 12 del día. No pasaron ni tres horas para que el dolor disminuyera, el ardor al orinar se fue y las fiebres no volvieron”.
“Fue cuando me percaté del engaño del consultorio del farmacias del ahorro. Entonces ya sin molestias y ofendido, el jueves pasé de nuevo a ver al doctor que no me curó para hacerle un respetuoso reclamo. Le dije: su colega me quitó mi padecimiento en tres horas y lo que usted me recetó, no vi mejoría en tres días. Yo llegué con usted buscando alivio, venía doblado de dolor y a usted no le importó. Sin inmutarse, luego de oír mi conclusión sobre la estrategia mercantil, el engaño a la gente y la burla a los enfermos; tuvo la desfachatez de afirmar: “Así se maneja la salud en México desde hace muchos años”. Doctor usted hizo un juramento hipocrático. Sí, pero aquí solo soy un empleado. Entonces antepone los intereses económicos de la empresa sobre la salud de los enfermos (Silencio). Pareciera que están más capacitados para atender los reclamos sin inmutarse, que sanar enfermos”.
Estos remedos de consultorios han hecho desaparecer a muchos consultorios serios de médicos profesionales y éticos, pues al abaratar la consulta se ganaron la clientela, porque actualmente es difícil pagar doscientos pesos. Ese es el gancho, pero la consecuencia es grave. Sin embargo, es necesario que la gente sepa que está cayendo en manos de una empresa que su negocio es la salud, sus clientes son los enfermos, y si no los hay, los fabrican.
Como medio de comunicación, sabemos que estamos tocando intereses éticos y financieros muy delicados, pues es mucho el dinero que se ingresan con su engañosa táctica. Estamos preparados para enfrentarlo jurídicamente. Sin embargo, también sentimos el obligado compromiso de informar a la sociedad sobre estas prácticas fraudulentas. En este caso, no pasó que las molestias se prolongaran más de lo debido, pero habrá otros en que repercuta gravemente en la salud de los incautos pacientes.
Tenemos más testimonios de otros casos y después de esta nota seguramente llegarán más, pues es una triste realidad que nadie se había atrevido a denunciar.
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