“La ópera es una síntesis que traspasa la simple unión entre música y poesía: requiere de la perfecta unión entre la idea musical y la literaria, que solo puede lograrse con la simbiosis entre el texto, el teatro, la danza y el sonido”
La ópera proviene de la lengua italiana y hace referencia a una composición dramática y musical en la que un texto dialogado se canta y se escenifica con acompañamiento de orquesta. El término se aplica para nombrar a la obra, al poema dramático destinado a este tipo de representación, al género que agrupa estas obras, a la música típica del género y al teatro construido para representar óperas. De todos los géneros musicales, la ópera es el que más pasiones ha desatado a lo largo de sus más de cuatrocientos años de existencia. Gracias a la capacidad visionaria de ciertos compositores, el género operístico ha evolucionado de forma extraordinaria, condicionado por la situación socio política, por los nuevos postulados de los diferentes movimientos artísticos, y por el gusto del público.
Entre los diferentes instrumentos musicales que participan en una ópera, el único que no puede faltar es la voz, el más complejo de todos. Lo que parece una práctica connatural a la especie humana, conlleva uno de los procesos técnicos y fisiológicos más complejos de la interpretación instrumental. El canto primigenio se produjo de forma intuitiva, pero pronto la dificultad de las obras interpretadas exigió la aparición de un sistema pedagógico para su entreno: la técnica vocal.
El bel canto ha tenido épocas de oro y célebres recaídas, pero para felicidad de los amantes de este género, el recientemente siglo que pasó nos dejó una gran oleada de geniales intérpretes que aún siguen vigentes. Algunos de ellos son: Enrico Caruso, Luciano Pavarotti, María Callas, José Carreras, Plácido Domingo, Andrea Bocelli, Monserrat Caballé, entre otros.