lunes, 24 de abril de 2017

CAFETEANDO
                                                                                              Por Emilio Polanco

Robinson Crusoe
El libro que lleva ese nombre fue vendido por primera vez en diez libras y luego  se ha editado miles de veces en todos los idiomas.
En él se narran las aventuras de un marinero que fue abandonado en una isla desierta del pacifico.

Inmortalizo a su autor DANIEL DEFOE, escritor de origen británico, nacido en Londres en 1659, y que murió en 1731, sin haber obtenido fruto alguno de su célebre libro, pues en realidad, casi toda su vida se deslizó al borde de la miseria, sufriendo numerosas angustias.
Aquí dejo un poco de lo que se dice en esa magnífica pieza literaria, que ha sido objeto de admiración y de reseñas no solo periodísticas, sino cinematográficas a nivel mundial.
Pues bien, volando con la imaginación, veamos como a través de una trama sencilla y autentica va trazando las aventuras de ese marinero que vivió 28 años completamente solo en una isla deshabitada en las costas de américa, cerca del rio Orinoco, tras haber sufrido un naufragio donde todos murieron menos él.
Por fortuna, si se puede decir que tuvo alguna, Robinson, pudo salvar armas y provisiones del barco y así se instala en la isla.
La soledad era su compañera inseparable y sin embargo del otro lado de la isla llegaban indígenas de una tribu de caníbales por lo cual prácticamente resultan ser sus enemigos por el peligro que le significaban.
Uno de los pasajes sumamente interesantes resulta cuando cierto día, mira como una víctima que iban a devorar logra escapar por lo que le ayuda y ese habría de ser su compañero; como ese milagroso evento sucedió en un viernes lo cual bien sabia el marinero, ya que llevaba las cuentas de los días, pues le puso por nombre “Viernes” al salvado, quien reconoció y agradeció su salvación de modo que surgió una gran amistad entre ambos.
Ya juntos también logran salvar a otros prisioneros capturados por los indígenas caníbales, y entre ellos un español, quien también era un náufrago a quien ofrecieron otros compañeros que llegarían a rescatarlo próximamente.
Para esto en el inter, Robinson vive cuidándose siempre y solo construye una empalizada para proteger su choza, que también construye con los máximos esfuerzos; Viernes ya como protegido de Crusoe, aprende a leer y escribir además del idioma y todos los conocimientos del marinero, al grado de que incluso, lo convierte al cristianismo y le enseña las formas de vivir del colonialismo británico, por lo que alcanza a comprender sobre la justicia suprema, y adquiere cultura occidental.
Prácticamente Crusoe se vuelve Rey de la isla y la novela toma matices políticos que llegan a lo increíble, sin embargo, el público acogió este fabuloso libro de quien, como Daniel Defoe, nació en Londres y vive en su triste realidad, pobre y abandonado.

Lo cierto es que se convirtió por razón y por virtud de esa magia divina de las letras, en un inmortal más de la literatura universal. 

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