domingo, 4 de junio de 2017


CAFETEANDO
                                                                                              Por Emilio Polanco Servín
SALVADOR DIAZ MIRON
El suelo veracruzano se cubrió de gloria, el día que nació este prócer, el 14 de diciembre de 1853, y que debido a su talento con sus escritos se volvió inmortal.

En el puerto de Veracruz fue bautizado con los apellidos Díaz Ibáñez.
Grandioso Poeta, precursor del modernismo. Fue periodista y profesor, también político, pues fue Diputado de oposición en la época de Porfirio Díaz y sin embargo, después lo apoyó; incluso llegó al alabo cuando la celebración del centenario de nuestra Independencia.
Estudió en Xalapa, mostrando su interés por la poesía desde 1874, al propio tiempo que colaboraba en diversas publicaciones como en un diario que fue propiedad de su padre.
Durante su vida, como poeta tuvo evidente esplendor y junto a él otros como Manuel José Othón, Manuel Gutiérrez Nájera, Luis G. Urbina, Amado Nervo y Juan de Dios Peza, todos de una cultura nacional que culminó como cresta de una ola en las Fiestas del Centenario
Su carrera política se inicia en 1878, como Diputado, en cuya función como le era propio, fue temperamental, violento e irascible, aficionado a las armas, admirador de los duelos, al grado de que según él, para lavar su honor, a los veinticinco años sufrió una herida que le inutilizó el brazo izquierdo de por vida.
Díaz Mirón estuvo preso por homicidio pero alegando legítima defensa fue absuelto.
Su recordado poema “A GLORIA” fue dedicado a su esposa, quien le había manifestado su preocupación por los constantes peligros en que andaba y de ahí que en medidos versos le dijo: “No Intentes convencerme de torpeza con los delirios de tu mente loca; Mi razón es al par luz y firmeza, firmeza y luz como el cristal de roca”.
En cierta ocasión en Xalapa donde fue Director del Colegio Preparatorio alguien se le quedó viendo, a lo que el genio le dijo “¿Qué me ve?” y el interpelado dijo: “no veo al hombre, admiro al genio” y todo siguió normalmente.
Otra vez preso, ahora por haber matado a Federico Wolter quien lo había golpeado con un bastón, estuvo 5 años en prisión.
Así era su vida, llena de altibajos pues seguía escribiendo, aun en la cárcel dejándonos obras de inconmensurable valor literario y poético como su libro principal “Lascas” con sus poemas Oda a Víctor Hugo, A Gloria, Voces Interiores, Ojos verdes y otras muchas donde se puede aprender de métrica y rima.
Alcanzó a ser Miembro de la Academia Mexicana de la lengua.
Murió en la cúspide de las letras nacionales, en el puerto de Veracruz donde se le rinde homenaje permanente en una plaza dedicada a su memoria.
Sus restos descansan en la Rotonda de las personas ilustres de la ciudad de México.
Sus poesías completas han sido motivo de múltiples publicaciones y al menos yo, me he declarado Díazmironiano con un pequeño poema dedicado a él, que aquí pongo a su consideración amable lector:
A SALVADOR DÍAZ MIRÓN
Me declaro Díazmironiano
Pues pienso y creo que Díaz Mirón
no tiene parangón en el arcano
de componer poesías del corazón
Endecasílabos gloriosos, sin igual
toda la gama de la composición
torrentes de sapiencia de verdad
Fuego con llamas de amor
No puedo menos que admirar
al prócer de las letras y del numen
nacido en Veracruz cerca del mar
Iluminado y puro, ideal que sube
Se sublima con “Lascas” literarias
“A Gloria” es un encaje espumoso
de su alma en el mar proceloso
de borrascas, y de tormentas varias
Gracias por haber existido y ser
en la historia de México entero
de las letras, el genio primero
que seguro no vuelve a nacer.


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