lunes, 7 de agosto de 2017

LAS SALAMANDRAS, ¿lagartijas babosas?

Por: Arlette Vera Beltrán

Quizá alguna vez nos hemos topado en algún cuerpo de agua (ya sea lago, laguna, río, charco) o en la vegetación a la orilla de estos cuerpos, o algunos seres muy raros, tipo lagartijas con piel babosa. Aparte de esta característica que quizá nos recuerde a la consistencia de cosas “desagradables”, como los mocos, o tal vez a otros seres como los caracoles, babosas, ranas y sapos, pueden tener una peculiar gama de colores que son contrastantes y llamativos a la vista, como negro con puntos rojos, negro con puntos amarillos, o rojos con puntos negros o amarillos con negros, o completamente negro o completamente amarillo, así como otros colores. Además de que es posible encontrar individuos con una especie de corona rodeándoles el cuello y que se la pasan nadando, u otros que parecen ser completamente terrestres y no tienen dicha corona. ¿Será acaso que son una nueva clase de animal? ¿La ciencia ya está enterada de esto? ¡Así es! Estos animales no son ajenos a la ciencia, son un tipo de anfibios clasificados como caudados.

Las salamandras o tlaconetes, como se les nombra en la región de Veracruz son anfibios caracterizados y diferenciados del resto (ranas, sapos) por tener cola. Actualmente,  Veracruz presenta el mayor número de especies endémicas con más de 30 especies.  Por lo general, son de cuerpo alargado, con cola larga y dos pares de patas de medidas similares.  Su tamaño depende mucho de su estilo de vida,   los terrestre son de pequeños a medianos (2-15 cm). Todas las salamandras son carnívoras, se alimentan de lombrices, arañas y pequeños insectos.
¿Cómo respiran? Debido a que pueden pertenecer a ambientes acuáticos, terrestres o a ambos, cuentan con diversos métodos para respirar. En el caso de las especies acuáticas y semiacuáticas, la respiración es pulmonar o mediante branquias externas. Mientras que en los terrestres, el intercambio de ases ocurre en la piel y pulmones, con excepción de la familia Plethodontidae, que solo realiza su respiración a través de la piel, ya que carece de pulmones.
Las salamandras, junto al resto de anfibios, sufren la peor crisis de su historia, ya que su tasa de extinción es la mayor de todos los vertebrados. El problema radica en que varios de los factores identificados como causa de esta declinación actual de los anfibios son provocados por el hombre, como la destrucción de su hábitat por deforestación y transformación de la vegetación para el desarrollo urbano o fines agrícolas, entre otros; también la explotación de las especies para alimentación, trafico ilegal como animales exóticos y la introducción de especies ajenas a estos hábitats. A esta problemática contribuye también el cambio climático y las enfermedades infecciosas emergentes como la quitridiomicosis, causada por el hongo Batrachochytrium dendrobatidis, el cual ataca la piel y les afecta la respiración, coloración, la respuesta inmune del cuerpo, se deshidratan, se llenan de ulceras y decaen de ánimo.

Si tomamos en cuenta que México ocupa el segundo lugar en riqueza de especies a nivel mundial, con un total de 140, además de albergar a cuatro de las 10 familias de salamandras que existen (40%), el hecho de perder a estos grupos de organismos implica perder parte del tesoro de la biodiversidad no sólo mexicana, sino del mundo. Por lo tanto, es necesario tomar acciones en la conservación y protección de estos seres; nosotros podemos realizar alunas, como respetar sus hábitats, no matarlos, no tenerlos como mascotas y no tirar basura o contaminar los cuerpos de agua. ¡Árbol joven! Te reto a tomarle una foto a la salamandra que encuentres por tu camino y enviarla al correo electrónico: espresso_bosquejoven@hotmail.com

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