EDITORIAL
A seis días de la jornada
electoral, con los resultados producidos, ahora se presentan las lecturas, expectativas
y coyunturas sobre lo que viene en los siguientes momentos políticos. Por una
parte, quedan 6 meses para la conclusión de una administración municipal que pasará
a la historia, no precisamente por ser la mejor, al contrario. Luego, a partir
del 1 de enero del 2018 se inaugurará la esperanza de un mejor gobierno municipal para
bien de todos. Y en junio próximo se definirá la gubernatura para los
siguientes 6 años.
La agenda política hará
que sigan los juegos y reacomodos de quienes buscan adueñarse de la voluntad
popular, la misma que exhibió ya el hartazgo en las elecciones del pasado domingo.
Más allá de quién haya ganado,
la radiografía de la reciente jornada electoral permite observar que Coatepec
está dividido.
Con 10 propuestas
políticas ofertadas en la boleta, era natural que hubiera votos para cada una, sin embargo, quien más votos obtuvo
fue el abstencionismo, en la cruda matemática, ganó quien más votos obtuvo de
la minoría.
La coalición ganadora hizo
valer el poder desde el poder. El reto de vencer es convencer. Lo deseable es
que Coatepec sea gobernado con responsabilidad y voluntad de insertarlo al desarrollo,
que sea ajeno a injerencias y a prácticas que en otros municipios cercanos se
han registrado donde el diezmo es el pan de cada día.
La otrora primera fuerza política,
hizo valer el pronóstico y cumplió a cabalidad el principio de autodestrucción con
un gobierno cuestionado, una candidatura accidentada y definida de emergencia, estructura
inoperante y la falta de empatía con la ciudadanía que en conjunto la convirtieron
en tercer lugar.
La nueva segunda fuerza capitalizó
el voto demostrando alta competitividad, capaz de dar una lucha pareja con
quien al final obtuvo la victoria. El saldo actual de Morena es positivo, su presencia
política queda en la sociedad para los siguientes ejercicios.
Caso especial merecen los tres
candidatos independientes que se inscribieron. La opción política de votar por
alguien sin partido es real, sin embargo, los alcances de aspirar a la victoria
son ilusorios, en el marco del sistema de partidos y en el ánimo de una
sociedad que los ha ubicado a cada uno en su lugar.
Las diferencias se acortan
y en una campaña totalmente atípica, el panorama político en Coatepec, puso a
prueba la eficacia de las candidaturas. Todo pareció un concurso de ausencia de
proyectos o festival de las canciones adaptadas. El perifoneo, los volantes y
las banderas, llenaron el espacio donde deben estar las propuestas.
Los resultados están ahí y
obligarán a mejorar el desempeño. Coatepec lo merece.
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