Es normal que
los jóvenes de ahora queramos ser “fit”, es decir, vernos de lo mejor posible
físicamente, lo que nos lleva a hacer dietas que nos ayuden a tener una vida
saludable. Pero existe una línea muy ligera entre tener una vida saludable y
tener una obsesión por mantener un cuerpo “perfecto”.
Existen diversos
factores que inclinan a los jóvenes a tener este tipo de trastornos. Algunos
pueden ser: biológicos, pues nacen con esa “necesidad”; psicológicos, donde
carecen de un sentido de pertenencia y seguridad en sí mismos; familiares,
porque carecen de comunicación; y finalmente sociales, como estereotipos tanto
de mujeres como de hombres los cuales son promovidos es en redes sociales.
Existen diversas
complexiones en las chavas y chavos, pero los estereotipos cambian rápidamente,
pues si eres alta dicen que es mejor ser chaparrita; si eres delgada es mejor
tener un poco más de “carne” y viceversa; si eres güera es mejor ser morena; si
tienes mucho busto es mejor tener menos; si tienes pocos glúteos es mejor tener
más. En los jóvenes varones, donde un chavo perfecto es aquel que tiene
“cuadros” en su abdomen, glúteos grandes y carita de niño de 15 años, sin acné,
con barba y con buen sentido del humor. Estos son algunos ejemplos de tantos,
donde las jóvenes se confunden con su cuerpo y sienten esa necesidad de
satisfacer a la sociedad. Pero… ¿Dónde queda su propia opinión?.
En los años 80´s
y 90´s se extendió la bulimia y la anorexia, trastornos donde en la sociedad
hubo un alto nivel de alarma; pero las cosas siguen cambiando y ahora existen
otros tipos de trastornos como: la Ortorexia,
que se trata de la obsesión de alimentarse con suplementos; la Vigorexia donde se vuelven adictos al
ejercicio; la Parmarexia, que es hacer
dietas extremas que les bajen más rápido de peso; la Drunkorexia donde intercambian sus comidas del día por alcohol en
una noche; la Potomania donde
satisfacen el hambre con agua, a pesar de no tener sed y por último el Síndrome del comedor nocturno donde sacrifican
las comidas del día para en la noche atragantarse de comida “sana”.
Este tipo de
trastornos afecta más a las mujeres según la revista Salud180 y no hay una edad
exacta para desarrollarlos, aunque es más común en los jóvenes a partir de los
13 años que es cuando empiezan a salir con amigos, influenciarse de ellos y
conocer nuevas personas con las cuales se comparan y comienza la etapa de
imitación. Es cuando aparece el bullying a las personas que son gorditas o a
los que son demasiado flacos.
En esta etapa, los
jóvenes piensan más en los estereotipos sociales, pero se dejan a un lado ellos
mismos. Deberían saber que tal y como son, son únicos y especiales; que no hay
nada en el mundo que pueda comparárseles y que, si bien es cierto, que el
físico puede atraer a muchas chicas o chicos, pero que siempre una persona
segura de sí misma, con cultura y educación, con sentimientos nobles y sobre
todo valores; es mejor que aquel que tiene el premio de Miss universo o el
mejor Fisicoculturista.
“Los
gimnasios están llenos, las librerías siguen vacías. Tenemos mucha gente con
cuerpos perfectos, pero sin nada qué decir”
-Joaquín Sabina
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