lunes, 11 de septiembre de 2017

Cerca del Cielo.
Por: JoséRamón Flores Viveros.
Terremoto…
La vida no se trata de encontrarse uno mismo; se tratamás bien de crearse uno mismo.
                                      George Bernard Shaw.
Estaba viendo la televisión, mis perros suelen por la noche golpear la puerta; sobre todo cuando hay tormenta eléctrica. El ruido era muy fuerte, estaba confiado y sin poner mayor atención al ruido que no paraba. Repentinamente se hizo la luz en mi atolondrado cerebro y automáticamente dirigí la mirada al foco, en la penumbra de la habitación iluminada apenas por la luz de la pantalla del aparato. Con mucho miedo alcance a distinguir su vaivén. “¡Está temblando!” pensé de inmediato. A mi mente llegaron recuerdos espeluznantes de aquel terrible terremoto sucedido en 1972 si la memoria no me traiciona. Que borró del mapa Ciudad Cerdándel estado de Puebla. Fue algo espantoso acompañado de un ruido difícil de explicar; una especie de zumbido en el suelo.

Anoche,me puse el pantalón con torpeza. No encontraba las llaves para poder salir a la calle, el pánico es otro enemigo peligroso, a veces hasta más peligroso que el mismo fenómeno natural. No se puede pensar con claridad, ni mucho menos pensar con sensatez.Tenía las llaves en la mano y las seguía buscando. Bajé a la primera planta.Salí a la calle algunos metros y estaba un vecino enfrente parado en la puerta de su casa. Con señas me indicó que seguía temblando aun. También me indicó que tuviera cuidado de no salir por los cables de luz, que se movían sin control. Ahí me quede mudo observando hacia la calle sin articular palabra. Es increíble que esos segundos que dura un sismo, alcancen dimensiones tan grandes en la inmensidad del tiempo y del espacio.Finalmente y gracias al creador todo pasó, todo terminó, no recuerdo incluso-al cruzar algunas palabras con mi vecino-qué fue lo que él me dijo ni lo que yo le expresé, antes de volver a entrar. Esa aparente calma que sigue después de un sismo de esta magnitud, es una calma de película de terror. Recibí de inmediato una llamada de una de mis hermanas, estaba muy asustada. La programación televisiva casi de inmediato se interrumpió para dar a conocer lo que ya suponíamos y tratábamos de digerir.La magnitud del sismo 8.2, epicentro en Pijijiapan, Chiapas, más fuerte incluso que el devastador terremoto que destruyó y causó tantos muertos en la ciudad de México en 1985.Fueron tres sismos simultáneos de magnitud diferente.

Todavía no había registro de víctimas mortales, pero si se hablaba incluso hasta de la posibilidad de Tsunami en las costas del océano pacífico.No estamos preparados para este tipo de desastres naturales y mi solidaridad con todos quienes resultaron afectados de gravedad por este terremoto. Lo único rescatable desde mi punto de vista es para hacer un pequeño alto en el camino, respirar muy profundo y darle gracias a Dios y a la vida por tantas y tantas bendiciones, que nos rodean. Lo digo más que nada por mí, por mi egoísmo excesivo, por anteponer siempre la palabra “yo” soberbiamente. Sintiéndome estúpidamente el ombligo del planeta y del Universo. En esos segundos que parecen siglos de angustia, impotencia y miedo, todo se va al carajo, mis resentimientos, mis supuestoslogros, se convierten en pura basura. Todo pasa a segundo término, lo único que se pide es que concluya la pesadilla. Que efímero y vacio se torna todo lo material en estos segundos. Se logra saber de lo efímero y espontaneo de la vida. Es un ejercicio que nunca quisiéramos hacer, pero esta circunstancia nos obliga a realizarlo de manera irremediable…la vida es sabia.

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