lunes, 11 de septiembre de 2017

REPENSAR LA SOCIEDAD CIVIL.

Roberto Macías

Retomando mi participación en el foro democrático convocado por el Instituto Nacional Electoral en su distrito IX con sede en Coatepec, me gustaría reconocer la buena la intención de sentar en un conversatorio a los diferentes actores de la Democracia: La Sociedad Civil, los Servidores Públicos y los Partidos Políticos. La democracia en México, como lo dije en mi ponencia, está secuestrada por los partidos políticos y como consecuencia por los servidores públicos. Por eso resulta sintomático el hecho de que solo dos partidos acudieran al Foro: Nueva Alianza y Movimiento Ciudadano; no así los llamados “partidos grandes”, todos con alcaldes electos a punto de tomar el poder por cuatro años; un gran desprecio para este buen intento de promover la cultura democrática.


En la definición clásica, la Democracia Representativa es el gobierno de los ciudadanos, los ciudadanos gobiernan a través de sus representantes elegidos, llamados eufemísticamente “mandatarios”. La vida de los ciudadanos y sus relaciones con los poderes legalmente constituidos, está regulada por la Constitución y las leyes particulares, de tal manera que se diceque vivimos en un Estado de Derecho, estribillo que repiten los políticos a la menor provocación.

Sin embargo, la realidad es muy diferente al discurso.  Podríamos aceptar que nuestra legislación es en muchos aspectos es “de avanzada”, mas no así el comportamiento de los responsables de su aplicación, desde los servidores públicos del más ínfimo nivel,los legisladores, jueces y hasta el propio presidente de la república, sin que se presenten contrapesos ni sanciones, generando lo que llamamos “impunidad”.

Existe a mi juicio una confusión entre el deber legal y el deber ético. Para entender lo que pretendo explicar me permitiré dar un ejemplo: Cuando se reclamó públicamente al senador Diego Fernández de Ceballos el que siguiera litigando en contra del Estado Mexicano y obtuviera, en un solo litigio, sumas millonarias para su cliente, él contestó más o menos lo siguiente: “A nadie se le puede prohibir ejercer el derecho constitucional de ejercer su profesión”. En consecuencia, dichos actos a todas luces deshonestos,fueron considerados legales.

Me permití utilizar la frase del sociólogo político estadounidense Larry Diamond para definir el papel deLa Sociedad Civil en la vida democrática: “Espacio de la vida social organizada voluntariamente autogenerada, altamente independiente, autónoma del Estado y limitada por un orden legal o juego de reglas compartidas”. El espacio de la Sociedad Civil es ante todo el espacio de la Ética.

La Sociedad Civil busca el bien ético dentro del marco de lo legal. Pretende regresar las instituciones democráticas a la práctica delos valores sociales y culturales con los que se organiza nuestra sociedad en la tradición liberal.

Considero que es momento de repensar la Sociedad Civil, para que mediante el diálogo y la exigencia pueda limitar el poder autoritario de Estado, promover la participación ciudadana en la vida política y progresivamente suplir a los partidos que como hemos dicho han constituido en los últimos años, el principal obstáculo para la vida democrática. 

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