lunes, 11 de septiembre de 2017

EDITORIAL

Una de las características del tiempo actual es la celeridad con que se producen los cambios. Las innovaciones tecnológicas se dan de manera vertiginosa y el conocimiento adquiere un valor preponderante. Esta realidad siempre en transformación impone enormes retos para las personas en lo individual, en la sociedad civil, a la empresa y los gobiernos. Todos estamos expuestos a laspresiones del cambio, pero la capacidad para responder adecuadamente al mismo, es diferente. Quien no innova, se excluye de los beneficios de la modernidad.


En el caso de los países, la resiliencia, entendida como la forma que una sociedad enfrenta los cambios de manera sostenible, se determina por diversos factores. Está demostrado que las economías incluyentes tienen mayor capacidad para adaptarse a los cambios, en contraste de aquellas que se caracterizan por la desigualdad en el ingreso. Una buena gobernanza es primordial para la capacidad de adaptabilidad.

De primera intención puede pensarse que la capacidad para responder temprana y eficazmente a cambios derivados de desastres naturales, crisis políticas-sociales y económicas, o para anticiparse a transformaciones previsibles en temas demográficos, climáticos, de innovación tecnológica, de globalización, etc., guarda proporción directa con su riqueza, no necesariamente es así; pensemos por ejemplo en las economías de México y de los Estado Unidos de Norteamérica, existen entre ambas grandes asimetrías, sin embargo frente a los embates de fenómenos meteorológicos, México responde con mayor oportunidad y eficacia.

Adquirir conciencia delo importante que resulta el desarrollo de competencias, habilidades y capacidad de adaptabilidad a las circunstancias en permanente cambio, los coloca frente a enormes áreas de oportunidad, a condición de revisar con ánimo innovador, el modelo educativo, el de gestión institucional, el de seguridad pública entre otros.

La referencia histórica es útil, pero nuestra visión no debe anclarse en el atavismo, las epopeyas o tragedias del pasado. El diseño de las políticas públicas y de los proyectos, sean estos individuales o colectivos debe estar acorde a una visión de futuro.


En un ejercicio introspectivo y crítico, analicemos si nuestra actitud es de apertura al cambio o al pasmo, teniendo presente que es inútil pretender productos diferentes repitiendo los mismos procesos.

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