lunes, 26 de octubre de 2020

MI OPINIÓN - Benjamín Sánchez Flores

La Verdadera Forma de Concebir la Política



Con el pasar del tiempo, se ha desvirtuado el concepto y la forma de cómo concebir a la política; de acuerdo a su origen etimológico, la palabra “política” proviene del vocablo griego “polis”, que significa “ciudad”, entendida como el asentamiento permanente de personas en un espacio específico.

 

 Las relaciones humanas en estos asentamientos hicieron posible la aparición de otro concepto “la res pública” que en griego significa “cosa pública”, lo cual reflejaba el modo y la forma de organización de las ciudades con el fin de instaurar un orden y dar cumplimiento a sus necesidades esenciales y a la vez, respetar las reglas de organización y pre-gobierno.

 

En la actualidad, “política”, de acuerdo al Diccionario de la Real Academia Española, como una primera acepción, la define como el “Arte, doctrina u opinión referente al gobierno de los Estados”; otro concepto que aplica es “Actividad de quienes rigen o aspiran a regir los asuntos públicos”, y una vez establece que es la “Actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto o de cualquier otro modo”.

 

Sin embargo, la creación de más y más partidos políticos, la reciente incorporación de candidaturas independientes, la labor de asociaciones y organizaciones civiles, el trabajo de los gobiernos en sus tres niveles y la participación activa de la sociedad en general, ha servido para que poco a poco la política sea vista más como un medio para servirse de ella y no como un medio para servir a la gente.

 

La pérdida y carencia de valores, de principios y de convicciones personales, han causado parte de este problema; el interés personal, la deshonestidad, la incapacidad, la soberbia, el influyentismo, la imposición, la corrupción y la práctica desleal han imperado año tras año, sexenio tras sexenio, campaña tras campaña.

 

Quienes se encuentran en el ambiente político, quienes han ostentado y quienes nos encontramos en un cargo público, tenemos la responsabilidad social de utilizar todos los medios y recursos posibles para apoyar, ayudar y beneficiar a la población, sin ningún tipo de distingo o favoritismo, dedicando nuestra capacidad y esfuerzo para buscar en todo momento el bienestar social, especialmente para quienes enfrentan condiciones adversas de alta vulnerabilidad.  

 

Basta ya del beneficio personal, de esa visión maquiavélica de organizar a los partidos políticos y las organizaciones sociales con tintes y beneficios particulares; en la nueva realidad que vive el país, donde los beneficios de una nueva transformación tan anunciada aún no llegan, resulta importante detenernos a pensar si la forma de concebir a la política ha sido y es la correcta.

 

La víspera de un nuevo proceso electoral, donde renovaremos los Ayuntamientos y el Congreso del Estado, además de nuestros representantes en el Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, exige que, como sociedad, exijamos hombres y mujeres libres de pensamientos, firmes de convicciones, con valores y principios inquebrantables; debemos exigir hombres y mujeres honestos, capaces, con espíritu y don de servicio a favor de la gente.

 

Como sociedad, por medio de nuestro voto libre y secreto, tenemos la oportunidad de elegir a quien creemos es la mejor persona para representarnos; siempre es importante la capacidad y la experiencia, pero también es fundamental que se cuente con valores morales muy firmes que permitan siempre hacer lo correcto.

 

La política debe ser, en todo momento, vista como un medio para servir y no servirse.

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