lunes, 22 de mayo de 2017


DESDE EL AULA


La  presente administración municipal se ubica ya en su recta final. En cualquier momento irrumpen en el escenario la nostalgia y los actos de constricción; la mirada retrospectiva es inevitable como inútil tratar de recuperar oportunidades idas de hacer y servir. Qué ironía, cuatro años de aprendizaje pagado, los mismos de una carrera universitaria.


El proceso de entrega y recepción de la administración pública municipal, inició formalmente el miércoles 17 de mayo con un curso de capacitación impartido por funcionarios del ORFIS, de manera clara, oportuna y sobre todo profesional, estableciendo un calendario de actividades y seguimiento de tal suerte que no hay pretexto para realizar este proceso con puntualidad sobre una base real. Se trata pues de plasmar en un documento la situación que guarda la administración pública municipal y mucho dependerá de la claridad con que se rinda la información jurídica, administrativa, programática, presupuestal, financiera, patrimonial y técnica, el que la nueva administración disponga de elementos de conocimiento necesarios para tomar las mejores decisiones en favor de los ciudadanos a los cuales debe servir.

En otro tenor, resultan muy preocupantes los niveles de descomposición en el tejido social que provocan un lamentable desprecio por la cultura de la legalidad, los valores y la dignidad de las personas. Las manifestaciones de violencia son escalofriantes y la inseguridad galopa sin control por todos lados dejando una estela de miedo, muerte, desolación e impunidad. Los alardes y promesas de abatir la inseguridad han quedado solo en eso.

Nuestro querido Coatepec vivió tiempos de mucha intranquilidad; los índices delictivos encendían señales de alarma y los guardianes del orden generaban profunda desconfianza. Desde la trinchera ciudadana se alzaron voces valientes protestando por tal situación, resistiéndose a aceptar como normalidad un estado de descomposición, a la vez que solicitaban la intervención de otros niveles de autoridad. El resultado fue la disolución de la policía municipal e instalación del Mando Único, con la presencia de la Fuerza Civil, sin soslayar críticas, la percepción ciudadana que prevaleció fue en el sentido de que mejoró la seguridad.


Por eso llama mucho la atención que recientemente el gobierno del Estado “dio la instrucción” de implementar, de nueva cuenta, la policía municipal. No se duda de la buena intención de la medida, pero se plantea en un momento inoportuno, considerando que en todo caso debiera de darse al inicio de la siguiente administración municipal  y ser precedida de sendos análisis financiero, operativos y de seguridad. Coatepec se siente agraviado, se encuentra muy sensible. Hay que pensar muy bien en la pertinencia de la “instrucción gubernamental”; el horno no está para bollos, un paso en falso, una decisión equivocada, hasta un error involuntario, nos puede llevar al sin sentido.

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