lunes, 22 de mayo de 2017


DESDE LA FINCA

Calorones de mayo.- Los jornaleros han tenido que llegar más temprano a la finca. Es mayo y los calores son sofocantes. Las actividades de mantenimiento de la finca después del corte, son más duras. Especialmente la poda, que requiere corte preciso.
Para abonar se espera que llueva. De vez en cuando se quitan el sombrero para soplarse y escurrirse el sudor que cae a chorros regando el suelo. Los campesinos no se rajan. Continúan el jornal con el entusiasmo de siempre. Echan mano del calabazo para refrescar la garganta con agua del manantial que se conserva fría. La ropa empapada en sudor, también refresca el cuerpo. Entre risas y chascarrillos comentan el calor político que invade la región. Y cada vez el ambiente se calienta más. Ríen a carcajadas cuando alguien comenta que ya hasta arañazos hubo en el palacio por unas “argüenderas” de esas que llevan la política a su forma más corriente y que las mandaron a hacer escándalo como ellas lo saben hacer. No falta quien comenta que “dicen que las mandó la que manda”. Quesque porque “hay que hacer perder a la Margarita” quesque mejor se vayan con el verde pa’ madrear al Sergio y que entre de regidora la Pamela porque es nieta de doña Acelga. Entre risas y el sonido de la moruna que parece que le da más luz al cafetal, continúan su labor. El más joven e inexperto mozalbete que tiene que chambear porque en la escuela no fue bueno, pregunta inocentemente: ¿Cuál de los candidatos va a venir hasta el cafetal a conocer las necesidades de los campesinos y el estado de las fincas que cada vez producen menos por la roya y la falta de apoyos? La rechifla no se hizo esperar.


Renovar los cafetales.- El viejo cortador le espeta con voz ronca pero con cierta melancolía: “Los partidos políticos son como la finca. Deben de renovarse. Necesitan mantenimiento y abonar las ideas y las acciones. Si esto no se hace, se llenan de corrigüela por arriba y de maleza por abajo y luego ya no se pueden rescatar. Se van perdiendo. Dejan de dar frutos. Luego de mantener a muchos, esos se olvidan de lo que la tierra les dio y van desconociendo lo que en su momento cosecharon. Como en todos lados hay malagradecidos. Abandona el cultivo y dejan depredación y solamente barañas. Orita lo estamos viendo. Nomás fíjese: los que eran verdes se hicieron azules; los rojos se pusieron verdes porque no les dieron ni máiz; los turquesas se arrancaron el color y dejaron solo al que no entregaba los recursos de los proyectos a los campesinos; otros rojos se los llevó el aire y fueron a dar hasta con los “independientes”. En fin, todo cambia. Cambia el clima, cambian los cultivos, cambian los tiempos”. Algunos no entendieron, pero siguieron haciendo sonar sus machetes. El calor es agobiante. Hasta el Yerri  sacando la lengua solo busca tirarse a la sombra de las matas de café. Aunque flaco pero estoico. Ni ladra, solo mueve la cola cuando lo llaman. Ese sí es ejemplo de fidelidad. No abandona a su dueño. Así llueva, haga frio o calor, se mantiene siempre cerca cuidándolo y acompañándolo. El yerri es ejemplo de lealtad…

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