DESDE
LA FINCA
Calorones de mayo.- Los
jornaleros han tenido que llegar más temprano a la finca. Es mayo y los calores
son sofocantes. Las actividades de mantenimiento de la finca después del corte,
son más duras. Especialmente la poda, que requiere corte preciso.
Para abonar
se espera que llueva. De vez en cuando se quitan el sombrero para soplarse y
escurrirse el sudor que cae a chorros regando el suelo. Los campesinos no se
rajan. Continúan el jornal con el entusiasmo de siempre. Echan mano del
calabazo para refrescar la garganta con agua del manantial que se conserva
fría. La ropa empapada en sudor, también refresca el cuerpo. Entre risas y
chascarrillos comentan el calor político que invade la región. Y cada vez el
ambiente se calienta más. Ríen a carcajadas cuando alguien comenta que ya hasta
arañazos hubo en el palacio por unas “argüenderas” de esas que llevan la
política a su forma más corriente y que las mandaron a hacer escándalo como
ellas lo saben hacer. No falta quien comenta que “dicen que las mandó la que
manda”. Quesque porque “hay que hacer perder a la Margarita” quesque mejor se
vayan con el verde pa’ madrear al Sergio y que entre de regidora la Pamela
porque es nieta de doña Acelga. Entre risas y el sonido de la moruna que parece
que le da más luz al cafetal, continúan su labor. El más joven e inexperto
mozalbete que tiene que chambear porque en la escuela no fue bueno, pregunta
inocentemente: ¿Cuál de los candidatos va a venir hasta el cafetal a conocer
las necesidades de los campesinos y el estado de las fincas que cada vez
producen menos por la roya y la falta de apoyos? La rechifla no se hizo
esperar.
Renovar los cafetales.- El
viejo cortador le espeta con voz ronca pero con cierta melancolía: “Los
partidos políticos son como la finca. Deben de renovarse. Necesitan
mantenimiento y abonar las ideas y las acciones. Si esto no se hace, se llenan
de corrigüela por arriba y de maleza por abajo y luego ya no se pueden
rescatar. Se van perdiendo. Dejan de dar frutos. Luego de mantener a muchos,
esos se olvidan de lo que la tierra les dio y van desconociendo lo que en su
momento cosecharon. Como en todos lados hay malagradecidos. Abandona el cultivo
y dejan depredación y solamente barañas. Orita lo estamos viendo. Nomás fíjese:
los que eran verdes se hicieron azules; los rojos se pusieron verdes porque no
les dieron ni máiz; los turquesas se arrancaron el color y dejaron solo al que
no entregaba los recursos de los proyectos a los campesinos; otros rojos se los
llevó el aire y fueron a dar hasta con los “independientes”. En fin, todo
cambia. Cambia el clima, cambian los cultivos, cambian los tiempos”. Algunos no
entendieron, pero siguieron haciendo sonar sus machetes. El calor es agobiante.
Hasta el Yerri sacando la lengua solo
busca tirarse a la sombra de las matas de café. Aunque flaco pero estoico. Ni
ladra, solo mueve la cola cuando lo llaman. Ese sí es ejemplo de fidelidad. No
abandona a su dueño. Así llueva, haga frio o calor, se mantiene siempre cerca
cuidándolo y acompañándolo. El yerri es ejemplo de lealtad…
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