Metapolítica
Espionaje vil
Gregorio Jácome Moreno
¿Son
los periodistas y activistas los nuevos enemigos del gobierno federal? ¿Cuál es
entonces la finalidad de que se ocupe el software “Pegasus” para conocer no
solo su actividad pública, sino también la vida privada de algunos
comunicadores cuyos espacios informativos resultan influyentes en la opinión
pública? Tal programa está diseñado para
investigar al crimen organizado, al enemigo de guerra, si acaso, pero como el
gobierno federal todo lo hace al revés, lo utiliza para averiguar la vida
íntima de los comunicadores y líderes sociales. Vuelvo a la pregunta. ¿Son
acaso un peligro para la estabilidad de la nación?
No
es nada nuevo que se desvíen los recursos, humanos y financieros, hacia
proyectos “alternativos” del Estado. Son estructuras que funcionan al margen de
la ley, en ellas están involucradas personas entrenadas en materia de
seguridad, y desde luego, en cuestiones de tecnología avanzada ya que en dichas
áreas están a la orden del día los hackeos, la intervención de líneas
telefónicas, el rastreo a través de microchips instalados en ropa y
vehículos. Pareciera de película pero es
la realidad.
Tengan
la certeza que el proyecto “Pegasus” es apenas la punta del iceberg del
entramado de espionaje del gobierno federal. La verdad sea dicha, se quedan
cortos cuando dicen que solo espían periodistas y activistas, hay más actores
involucrados, se me ocurren algunos: Secretarios de despacho y líderes de
partidos, senadores y diputados, empresarios y artistas, líderes religiosos (no
se diga Solalinde) y hasta líderes estudiantiles y académicos. Es decir,
cualquier actor social cuya actividad sea un motivo de riesgo para la
gobernabilidad del estado, está sujeto a ser indagado, mediante métodos
ilegales y no convencionales, hasta en su vida más privada.
En
un artículo publicado en The New York
Times dice Fernando García: “El hecho de que el gobierno esté usando
vigilancia de alta tecnología en contra de defensores de derechos humanos y
periodistas que exponen la corrupción, en lugar de contra los responsables de
estos abusos, dice mucho de para quién trabaja el gobierno”.
Para
nadie es secreto que desde la Dirección Federal de Seguridad que encabezó
durante muchos años Fernando Gutiérrez Barrios, el mejor aparato de espionaje
en México opera en “Los Pinos”. El problema es que esta vez fueron descubiertos.
El CISEN se queda corto al lado de Pegasus, un programa diseñado en Israel para
tareas de espionaje de altos vuelos. Finalmente queda en el aire la paradoja de
que cualquier mexicano puede estar sujeto a la vigilancia “alterna”, lo
lamentable es que ello no garantiza en lo más mínimo su seguridad, sino todo lo
contrario: lo vuelve más vulnerable. En fin, esas tenemos ahora con el gobierno
federal.
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