lunes, 2 de septiembre de 2019

La Casa del Arpa (Segunda de dos partes)



Previamente vimos cómo fue el inicio del Maestro Raúl Monge con el Arpa… Esta vez veremos cómo inició “La Casa del Arpa”.


Nos cuenta el Maestro Raúl Monge que “al ver la decadente situación en la que vive la sociedad, la pérdida de valores es muy evidente y los jóvenes quienes son la semilla están cayendo en zona donde la semilla no puede echar raíces pues los jóvenes no encuentran deleite en lo que es sano”. Es por eso que al ver esta situación, el Maestro Raúl Monge tuvo la iniciativa de enseñarles lo que él aprendió desde muy joven, el arte del arpa.

La oportunidad surgió de una beca que le dio el gobierno para costear las clases, así que al tener esa oportunidad en las manos, no la desaprovechó y fue como inició todo. Él comenzó a hablarles de su iniciativa a varios conocidos que tenían niños pequeños y que tenían el gusto de que aprendieran algo sano en su vida. Y así fue como fue que se inició un pequeño grupo de aprendices.

El Maestro menciona que no se limitó a enseñar sólo el arpa, sino otros instrumentos relacionados al folklore. Raúl Monge no busca hacer músicos, pues para eso existen facultades que se especializan en eso, no, él lo único que pretende es “que los niños por sí solos encuentren su identidad, ya que en estos tiempos la juventud carece de una identidad propia, pues son seguidores de estereotipos extranjeros, de otras culturas ajenas a la nuestra”.

También menciona que cuando los niños salgan de “La Casa del Arpa”, aunque se quieran dedicar a otra cosa diferente a la música, su gran satisfacción es que lleven un buen recuerdo del aprendizaje que él les brindó, pues sus éxitos y logros personales en cierta parte son por lo que él les enseñó.

Algo muy curioso que sucedió cuando la beca del gobierno se terminó, es que el temor latente era que “La Casa del Arpa” se disolviera y sólo quedara como un bello recuerdo, pero cuando eso sucedió, el Maestro Raúl habló con los padres de familia seriamente de lo que estaba sucediendo; los padres comprendieron la situación, y al ver el gran avance que llevaban los niños, decidieron no echarse para atrás y continuar el proyecto por su propia iniciativa. Así fue como “La Casa del Arpa” se fortaleció y siguió adelante.

Todas estas acciones han traído resultados positivos y se ha visto reflejado en los niños, y esto ha sido una gran satisfacción para el Maestro Raúl, porque él lo que quiere es que ellos busquen ser mejores personas, que encuentren su propia identidad y la sensibilidad artística, que cada vez que toquen, que bailen o canten, se note la pasión y el empeño que le ponen a su música.


El Maestro también imparte un taller de baile y todos sus alumnos que quieran tocar el arpa u otros instrumentos tienen que pasar primero por ese taller. Esto es para que se familiaricen con la música que más adelante van a tocar, y también para que vayan perdiendo el miedo y encontrándole el gusto a la música.

Un plus de esto, es el taller de expresión oral, en el que aprenden a pararse en el escenario y a enfrentar al público al hablar sin ningún temor y con toda la seguridad. Esto también les ayuda para enfrentarse a la vida cotidiana y hacerle frente a la sociedad.

Los padres siempre han estado inmersos en este proyecto que comenzó el Maestro Raúl y son una pieza fundamental, eso no se discute. El Maestro lo reconoce y valora el apoyo de los padres de familia que siempre están al pendiente de sus retoños. Y ya que así son las cosas, no vio mal integrarlos también en los talleres, sobre todo en el de baile, y es así que mientras sus hijos están en sus talleres, sus padres en lo que los esperan, no pierden el tiempo y lo aprovechan de la mejor manera en el taller de baile.

Esos niños, esos jóvenes quienes “Son la Semilla”, ya están dando frutos, y esos frutos son los éxitos que están cosechando. Éste año tuvieron la oportunidad de viajar a Colombia y “mostrarle a los colombianos y al mundo nuestra música y nuestra cultura, fueron ovacionados y reconocidos”.

Nos da alegría que gente coatepecana, como el Maestro Raúl Monge, se esfuercen por sembrar la semilla en los más pequeños quienes son el futuro de esta sociedad, de estas calles que ya son de tiranos pues ya casi todo nos quitaron, a ellos les toca dar ése cambio de tuerca y cambiar lo que les hemos heredado.

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