lunes, 2 de septiembre de 2019

CON-CIENCIA Por Sergio Jimarez



En 1973 fue datado un descubrimiento paleontológico con una antigüedad mayor a cuarenta mil años, este objeto encontrado en la Cordillera de Lebombo (África) es un hueso de simio el cual sirvió como herramienta. Este hueso tiene 29 muescas, las cuales pudieron servir para contar, más bien, como un tipo de registro de conteo.

Es curioso que en varias zonas hayan aparecido otros instrumentos similares que comparten las muescas como característica, el número 29 encierra un hecho muy importante: Es el primer número de la humanidad.

Mirar el cielo, ha sido la actividad predilecta del ser humano, sirve para soñar, pensar, recordar, guiarse, etc. Pero sin duda, apreciar el día y la noche fue el primer fenómeno que nos hizo tener conciencia del tiempo, este sistema cíclico que hace todo cambiar y al mismo tiempo pareciera inerte debió cautivar a los primeros hombres y más por el hecho de que la luna una noche estaba completa y poco a poco se iba desvaneciendo, una vez que desaparecía, volvía a aparecer lentamente.

Describir un fenómeno físico siempre empieza por la observación más elemental; después de ver varias veces la misma luna “pasearse” por el firmamento, habría que documentar esta característica, las veces en que oscurecía y amanecía entre una luna llena y otra: 29 días. Con esto, el nacimiento de las matemáticas o algo muy cercano a esto veía la luz en la historia de la humanidad.

Sin embargo, haciendo un poco de razonamiento, podemos asegurar que el hecho de marcar un hueso refiriendo los días que pasan de una luna a otra, no significa que esto sea contar, o por lo menos, no en el sentido como lo conocemos, la idea abstracta del número 29 para aquellas personas significaba días transcurridos, pero no existía un lazo que uniera este concepto con la misma cantidad, por ejemplo, de un montón de 29 frutas. El proceso de ir asignando el concepto de un número a varios grupos de cosas se fue refinando poco a poco.

Independientemente del número 29 como primer cifra contada, la idea conceptual de número puede que se haya tenido mucho antes, ya que es más fácil diferenciar entre “1”, “2” y “muchos”, en pocas palabras, la idea de singular y plural es mucho más intuitivo.

Contar es un ejercicio lógico muy complejo, porque aunque los números están establecidos convencionalmente en todo el mundo, siempre es necesario saber cuál es la base en la que se cuenta, por ejemplo, el sistema binario (base 2) en la informática, el reloj está en base 60 porque cada 60 segundos se hace 1 minuto y 60 minutos, 1 hora. Para la mayoría de las cosas en nuestra vida diaria usamos la base 10, esto significa que cada número tiene una propia identidad hasta el número 9, y al llegar al 10 volvemos a agrupar, es por ello que al decir un número cualquiera como 15 sólo se agrupa 1 “diez” y “cinco”. Esto es muy evidente pero si por ejemplo, usáramos una base distinta para representar el mismo número, por ejemplo, con la base 6, escribir 15 serían 2 “seises” (dos veces seis es doce) y “tres” (doce más tres es quince) que es igual a 23, por lo que 15 representa “quince” en base 10 y 23 representa “quince” en base 6.

La próxima vez que veamos la luna, pensaremos en algo más, la cabeza se nos llenará de números que quién sabe si podamos contar.

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