Cuando se habla del gobierno, de cualquier nivel, por lo general se encontrarán polaridades entre quienes están a favor y quienes están en contra.
Desde pequeño escuchas que de política y religión no se debe hablar porque las personas nunca se ponen de acuerdo.
No debería ser así, se debe hablar de ambos temas, aunque en esta ocasión sea sobre política. Y es que no ha cambiado la perspectiva de que quienes gobiernan, o son corruptos, ladrones, oportunistas, etc. O son unas blancas palomas tocados por algún ser divino.
Ninguna de las dos. Todos los seres humanos tienen virtudes y defectos; y nadie es perfecto. Sin embargo, lo que obliga a todo ciudadano es que quienes gobiernan manejan el dinero y los recursos de todos. De ahí la importancia de saber qué se hace, cómo y por qué.
Desafortunadamente, quienes han gobernado, han dejado un legado de descontento y opacidad que ha generado el hartazgo en la población, que polariza la manera de ver a los gobiernos actuales y venideros. Este fenómeno es común en el país y también en el bello Teocelo.
Sin embargo, el equilibrio del asunto está en hacer los señalamientos a los hechos y no a las personas, de tal modo que si el ciudadano que se queja tiene razón en su señalamiento, le hace un favor al gobierno para que este realice mejor su trabajo. Aunque probablemente será señalado por ciudadanos que están a favor de todo lo que el gobierno haga.
De ahí que varios ciudadanos se quejen cuando el H. Ayuntamiento de Teocelo sube unas fotos de las autoridades en la CONAGUA (Comisión Nacional del Agua) y no se aclare el motivo de la visita ni los resultados. En el mismo sentido se anunció que hubo una reunión con el responsable del programa de agua de calidad bacteriológica jurisdiccional, donde dio una plática de desinfección del agua, pero en contraste el agua en las casa de Teocelo ha salido lodosa con las lluvias pasadas, cuando se supone que opera una planta de tratamiento.
Es de reconocerse que la actual administración heredó problemas de las anteriores, por ello mismo debe ser muy clara y transparente para que el ciudadano no le "cuelgue" el peso de errores pasados.
Sin embargo, la clave está en una sociedad que se queje, que critique con razón, que dude de lo que el gobierno le dice, ya que si el gobierno demuestra que está en lo correcto, sólo tendrá la recompensa del reconocimiento de sus ciudadanos, algo que es difícil de alcanzar.
El escritor y periodista italiano Alberto Moravia dijo: "Curiosamente los votantes no se sienten responsables de los fracasos del gobierno que han votado."
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