Diversas quejas ciudadanas nos llegan debido al uso y abuso de grúas que levantan carros y motos por toda la ciudad. Este negocio de grúas de arrastre son una gran ganancia para el Gobierno del Estado y empresarios del giro, pues lo cobrado por el arrastre y corralón a los ciudadanos no pasa por el Sistema de Administración Tributaria (SAT).
Debido a la gran cantidad de vehículos en la ciudad, dificulta encontrar un lugar para estacionarse. Si bien existen estacionamientos, sus políticas de cobro por hora, ha generado que los automovilistas busquen estacionarse en la vía pública.
La autoridad vial con mañosas restricciones determina arbitrariamente donde sí y donde no está permitido el estacionamiento en la vía pública y quienes ubican señalamientos no son muy claros, con advertencias al inicio de la cuadra y que aplica para sólo unos metros. Los automovilistas que se detienen aunque sea un minuto corren el riesgo de resultar atrapados por los caza infracciones, llamado agentes de tránsito, que en asociación con las empresas de servicio de grúa, se lanzan a la caza de los bolsillos ciudadanos. Sin contar los operativos caza-motos.
Esto representa un importante y jugoso negocio amparado en un disfraz de legalidad que permite la autorización para concesionar el servicio de grúas a particulares.
Las grúas cobran lo que quieren, no dan comprobante fiscal y por lo tanto es dinero que no pasa por el SAT. Por lo tanto es un negocio redondo, fácil, altamente rentable y libre de impuestos. El propietario de un vehículo que cayó en las manos de Tránsito pasará un mal momento por el susto de suponer que su auto fue robado, posteriormente tendrá que ir a Tránsito para que localicen la unidad, luego pagar la infracción con una boleta que extiende Hacienda del Estado y acudir a pagar al banco. Luego irá al corralón para que le permitan sacar la tarjeta de circulación, regresará a tránsito para la liberación y finalmente volverá a ir al corralón para hacer el pago del arrastre que es de 600 a 700 pesos dependiendo del tiempo, el cual lo cuantifican en horas. Si llega a las 10 y uno va a las 11 ya cobran otro día.
Sin embargo, el abuso de taxistas que realizan servicio colectivo, el cual no está autorizado por el Reglamento de Tránsito, no es atendido como la sociedad demanda.
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