DESDE
EL AULA
Changa,
te restableciste totalmente de ese lamentable accidente. La cadencia obligada
por tu pierna lastimada ha desaparecido. Recuperaste en cambio esa gracia al
andar, cual si llevaras prendidos cascabeles o te apremiara un encargo de anunciar
buenas nuevas, o quizá sintiendo la vanidad de una joven que se sabe bella.
Debes admitirlo, en ese percance hubo corresponsabilidad: impericia la mía,
urgencia la tuya, en fin, nos debe quedar claro que en la vida todos nuestros
actos tienen consecuencias que debemos asumir. En el caso, tu hija, a quienes
las mías llaman “Frida” nació con sus patitas “diferentes” más largas unas que
otras. Todos pensamos que no podría caminar. Quiso la suerte que no fuera así,
camina, aunque con cierta inseguridad. ¿Por qué me miras así? Veo en tus ojos
redondos llenos de ternura y melancolía, cierto reproche. No me digas que tú
también perteneces a la legión del ¡Ni perdón ni olvido! Producto del
resentimiento y el afan delirante de venganza sobre el de justicia. Recuerda
que el perdón libera, no te pido que olvides, porque ello conlleva el riesgo de
cometer los mismos errores, pero sí que superes traumas que obnubilan la razón
y ofuscan el entendimiento. Por favor, ten presente que no se pueden tomar
decisiones acertadas, si no rompes las ataduras de la amargura y renuncias a la
infame intención de continuarte a través de tus vástagos en un cínico
nepotismo.
Te
das cuenta Changa, una densa bruma nos cubre y nos impide ver con claridad
nuestro futuro. Nuestra frustrante realidad reboza de malos presagios. Se
respira y se transpira miedo, la incertidumbre nos engulle y nos confunde. Al
igual que yo, seguramente tú tampoco sabes por qué hay personas que nos
dispensan su confianza. Buscan trabajo, no lo hay, muchos han sido despedidos
sin razón, sabes, les cuelgan etiquetas infames solo por servir a las
instituciones que no a la persona. Nuestras calles y campos se encuentran
manchados de sangre. Las promesas de seguridad quedaron en eso, al igual que el
perfil de alto rango para enfrentar la rampante inseguridad.
Vasallos
y “generales” le fallan al “príncipe”. Seguramente como tú, yo tampoco sé si
ese pasmo obedece a un estado de confort o al temor de provocar la ira de
aquel. Lo cierto es que la percepción de muchos es que no lo ayudan, lo dejan
solo y la viga está muy pesada para descansarla sobre una sola espalda.
Triste
historia la de nuestro estado, Changa, entre nuestros pares ocupamos el cuarto
lugar en menores ingresos por familia y mientras que, en general, la pobreza,
según datos oficiales ha disminuido, en el caso nuestro se incrementa, ello
significa que hay muy poco empleo y el poco que hay, es mal pagado. Aun con
todo, no debemos perder la esperanza de que llegarán tiempos mejores. Tengamos
fe. En los oráculos se dice que vendrá un hombre identificado con nuestra
montaña a pones orden, mientras tanto, hay que jalar parejo.
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