lunes, 4 de septiembre de 2017

EDITORIAL


Inicia septiembre y en la víspera del 207 aniversario del inicio de la Independencia nacional caben las reflexiones para actualizar el sentido de nuestra celebración por el orgullo de ser mexicano.

La nuestra es una Nación poderosa y con espíritu de lucha, llamada al progreso y a la construcción de un mejor futuro forjado con solidaridad y trabajo.


Somos un pueblo que ha sabido resistir y vencer los males de la represión, el autoritarismo, la injusticia, corrupción y la delincuencia. Con valor, lo estamos haciendo.

Hemos enfrentado enemigos externos y amenazas internas. En los tiempos actuales, también lo seguimos haciendo.

Y lo estamos haciendo en conjunto, haciendo valer lo más preciado que una Nación libre puede tener que es la Soberanía que hemos ganado siempre, en la Unidad.

Un pueblo dividido, está condenado a la dependencia, a la segregación y a la vulnerabilidad.

Hoy la principal fuerza que tenemos y que nos puede hacer ganar frente a los desafíos es: la Unidad. Cohesión social, integración, inclusión, no son conceptos vanos sino condiciones de un proyecto de sociedad moderna.

La nuestra es una sociedad del siglo XXI capaz de acceder a las más innovadoras tecnologías de la información, de la comunicación y de transmisión del conocimiento.

Sin embargo, el reto no es aislarnos en los espacios individualistas, que sólo nos conducen a insensibilizarnos.

Hoy los gobiernos también comparten retos nuevos en la manera de ejercer el poder público, hoy se necesita fomentar espacios públicos realmente destinados a la integración familiar, a la reunión social.

Fomentar la participación de la ciudadanía es camino invariable a la suma de consensos y al empoderamiento de la sociedad.

Las iniciativas ciudadanas buscan siempre el mejoramiento colectivo y prueban la capacidad de transformar la realidad, de abatir rezagos y de sumarse a un cambio social.

Mujeres, hombres, jóvenes y adultos, todos tienen espacio y oportunidades para construir la ciudad que todos queremos.

Esa es nuestra manera de hacer una mejor Patria, apropiándonos de los espacios públicos para darles un uso que privilegie el ánimo colaborativo.

Abatir rezagos, superar injusticias, erradicar abusos, son objetivos que un gobierno no puede hacer sólo.

En este septiembre, el Grito de Libertad no será contra la esclavitud impuesta por un reino, como lo fue en 1810, sino contra la violencia inútil, contra la corrupción, contra la ineptitud que también se han vuelto cadenas que entre todos podemos vencer.

Hoy estamos destinados a que juntos, seamos una voz que grite y se escuche fuerte en todas las acciones que hagamos por el bien de todos.

Para cambiar un escenario adverso, se necesita de la mayoría, de todos.


La realidad nos reclama Unidad.

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