Inicia septiembre y en la
víspera del 207 aniversario del inicio de la Independencia nacional caben las
reflexiones para actualizar el sentido de nuestra celebración por el orgullo de
ser mexicano.
La nuestra es una Nación
poderosa y con espíritu de lucha, llamada al progreso y a la construcción de un
mejor futuro forjado con solidaridad y trabajo.
Somos un pueblo que ha
sabido resistir y vencer los males de la represión, el autoritarismo, la
injusticia, corrupción y la delincuencia. Con valor, lo estamos haciendo.
Hemos enfrentado enemigos
externos y amenazas internas. En los tiempos actuales, también lo seguimos
haciendo.
Y lo estamos haciendo en
conjunto, haciendo valer lo más preciado que una Nación libre puede tener que
es la Soberanía que hemos ganado siempre, en la Unidad.
Un pueblo dividido, está
condenado a la dependencia, a la segregación y a la vulnerabilidad.
Hoy la principal fuerza
que tenemos y que nos puede hacer ganar frente a los desafíos es: la Unidad. Cohesión
social, integración, inclusión, no son conceptos vanos sino condiciones de un
proyecto de sociedad moderna.
La nuestra es una sociedad
del siglo XXI capaz de acceder a las más innovadoras tecnologías de la
información, de la comunicación y de transmisión del conocimiento.
Sin embargo, el reto no es
aislarnos en los espacios individualistas, que sólo nos conducen a
insensibilizarnos.
Hoy los gobiernos también
comparten retos nuevos en la manera de ejercer el poder público, hoy se
necesita fomentar espacios públicos realmente destinados a la integración
familiar, a la reunión social.
Fomentar la participación
de la ciudadanía es camino invariable a la suma de consensos y al
empoderamiento de la sociedad.
Las iniciativas ciudadanas
buscan siempre el mejoramiento colectivo y prueban la capacidad de transformar
la realidad, de abatir rezagos y de sumarse a un cambio social.
Mujeres, hombres, jóvenes
y adultos, todos tienen espacio y oportunidades para construir la ciudad que
todos queremos.
Esa es nuestra manera de
hacer una mejor Patria, apropiándonos de los espacios públicos para darles un
uso que privilegie el ánimo colaborativo.
Abatir rezagos, superar
injusticias, erradicar abusos, son objetivos que un gobierno no puede hacer
sólo.
En este septiembre, el
Grito de Libertad no será contra la esclavitud impuesta por un reino, como lo
fue en 1810, sino contra la violencia inútil, contra la corrupción, contra la
ineptitud que también se han vuelto cadenas que entre todos podemos vencer.
Hoy estamos destinados a
que juntos, seamos una voz que grite y se escuche fuerte en todas las acciones
que hagamos por el bien de todos.
Para cambiar un escenario
adverso, se necesita de la mayoría, de todos.
La realidad nos reclama
Unidad.
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