Por Emilio Polanco Servín
PORFIRIO
DÍAZ (SEGUNDA
PARTE)
Como
el héroe del 2 de Abril de 1867 debiera siempre ser reconocido Don Porfirio
Díaz, ya que el sitio de Puebla cuando la invasión francesa, durante más de
tres semanas cortó la comunicación de la ciudad y derrotó a las fuerzas de Leonardo
Márquez quien después de ser vencido por los liberales, huyó a Toluca. Tras
varios días de meditaciones, la mañana del 2 de Abril, Díaz, asaltó
Puebla; así culmino la acción militar conocida por su fecha en la que cayó
Puebla, única ciudad en el sur que estaba en poder de los Franceses.
Una vez culminada la guerra
de intervención Francesa, Juárez, amparado en la Constitución de 1857 quiso
permanecer indefinidamente en el poder comenzando el periodo comprendido entre
el 1 de diciembre de 1867 al 30 de noviembre de 1871.
Derrotado Díaz en dichas
elecciones por lo que surgió un alejamiento con Juárez, iniciando poco después LA
REVOLUCION de LA NORIA, con base en el PLAN DE TUXTEPEC para
luchar contra Juárez. Y así fue porque según se dijo iban contra la reelección
indefinida, forzosa y violenta del Ejecutivo Federal que ponía en peligro las
Instituciones Nacionales. Los Estados de Oaxaca, Guerrero y Chiapas se unieron
a Díaz, quien seguía avanzando triunfante.
Al fallecer Juárez en la
ciudad de México (1872) subió al poder Don Sebastián Lerdo de Tejada. (Interino). Se convocó a elecciones para la presidencia
de la Republica presentándose como candidatos Porfirio Díaz y Lerdo de Tejada,
ganando este último, para el periodo 1 de diciembre de 1872 a 30 de noviembre
de 1876. Porfirio fue Diputado al congreso de la unión en 1874, habiendo
sucedido un hecho insólito en la historia legislativa de México, pues en un
discurso Díaz comenzó a llorar en público. El incidente lo convirtió en
hazmerreir de la clase política Mexicana.
Desde su primer mandato
presidencial el principal objetivo de Porfirio Díaz fue ganarse la confianza de
los Estados unidos de América, sobre todo avocándose al pago de la deuda
mexicana. Pacificó al País y su periodo en la Historia de México, marcado por
el Positivismo se basó en el orden y la llamada “Paz Porfiriana”
de modo que orden, paz y progreso fueron su sello distintivo que llevo a
México a la cúspide en todos sentidos.
Díaz, evitó todos los
problemas y logró alianzas políticas positivas nombrando directamente
Gobernadores y jefes militares.
Al enviudar Díaz conoció a Carmen
Romero Rubio y con el pretexto de recibir clases de inglés frecuentó la
casa de esa familia Cortejando a Carmen. Se casaron el 5 de noviembre de 1881
Fue Gobernador de Oaxaca y
sin embargo solicitó licencia para ausentarse de ese cargo y volver al cargo de
Ministro de FOMENTO, desde donde trabajó junto con su esposa para
alcanzar la presidencia de la Republica por segunda vez en 1884.
Luego de lo anterior Porfirio
Díaz Gobernó a México por más de 30 años 1876-1910 y junto a él, Manuel
Gonzales, Manuel Dublán y José Yves Limantóur, logrando muchos avances en lo
económico dando un giro en la actividad política nacional.
La filosofía en que se basó
el Porfiriato fue el POSITIVISMO, que predicaba el orden y la paz,
contando para ello con personajes de la talla de MATIAS ROMERO, IGNACIO
MARISCAL, ROMERO RUBIO Y JOAQUIN BARANDA.
Los ferrocarriles nacionales
fue una obra de un valor irrepetible. La
paz durante su gobierno permitió el desarrollo de la cultura y la ciencia,
floreció la literatura, la pintura, la música y la escultura. Se fundaron
institutos, bibliotecas, sociedades científicas, y Asociaciones culturales.
La historia nacional fue sin
duda un elemento que afianzó a Díaz en el poder y contribuyó a la unidad
nacional, sobresaliendo en esto los estudiosos GUILLERMO PRIETO Y VICENTE
RIVA PALACIOS.
El historiador mexicano José
López Portillo y Rojas, en su obra “Elevación y caída de Porfirio Díaz”,
menciona que el avance nacional durante el Porfiriato también cambió la
fisonomía del presidente. En abril de 1881, tres años antes de comenzar su
segundo periodo presidencial, el general oaxaqueño contrajo matrimonio con
Carmen Romero Rubio, proveniente de las familias con mayor abolengo y alcurnia
en la alta sociedad mexicana. Hasta ese año,- según los relatos de la época-
Díaz contaba con todos los rasgos de un militar formando en los campos de
batalla: tosco en su modo de tratar con la gente, brusco, con vocabulario
adecuado para hacerse valer por encima de sus soldados.
¡BUENA
SUERTE!
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