La
historia del modelo atómico
Por Sergio Jimarez
Si alguien nos preguntara, ¿qué
es un átomo? podríamos contestar de manera muy general: Es la parte más pequeña
de la materia; pensaríamos que una imagen parecida a un sistema solar, un
pequeño núcleo y una o más esferas girando alrededor de éste; siendo un poco
más específicos diríamos que el núcleo tiene neutrones y protones (partículas
con carga neutra y positiva respectivamente), y los que giran son los
electrones (la carga negativa). Ese sería nuestro modelo atómico.
En la antigüedad se creía
que al dividir una sustancia lo suficiente se llegaría a una porción
“indivisible” la unidad fundamental que compone cualquier material, se le llamó
átomo que en griego significa, “sin división”. Uno de los primeros en estudiar
al átomo fue Demócrito (450 a. C.), para él, el átomo era indivisible, indestructible
y daba forma a la materia de acuerdo a su tamaño y proporción sin embargo, él
se refería a las moléculas.
En 1803, John Dalton identificó
mejor al átomo y lo diferenció de las moléculas (una molécula está compuesta
por átomos). Dalton sienta su modelo de acuerdo a observaciones en experimentos
con mezclas, explicó que existen diferentes tipos de átomos y que se pueden
combinar para formar compuestos y que la proporción de estas combinaciones pueden
dar como resultado sustancias distintas, por ejemplo, un átomo de carbono con
uno de oxígeno forma monóxido de carbono pero dos átomos de oxígeno con uno de
carbono forman dióxido de carbono (aunque los nombres se parecen, son
sustancias totalmente distintas).
Joseph John Thomson propone en
1904 el modelo atómico “Del budín de pasas” este modelo establece que el
electrón tiene carga eléctrica negativa y que está distribuido uniformemente en
una “masa” de carga positiva, digamos que el budín era la carga positiva
(protón) y las pasas eran los electrones. En este tiempo ya se experimentaba
con los electrones, se conocían algunas propiedades pero no se relacionaba como
tal en los componentes de la materia.
Pocos años después, en 1911 Ernest
Rutherford establece que el átomo tiene su masa concentrada en un centro
llamado núcleo, que existe una fuerza que lo mantiene unido y alrededor de éste giran los electrones.
Sólo dos años después se da
a conocer el modelo atómico de Niels Bohr, este establece que existe un núcleo
de carga neutra y positiva y que los electrones giran alrededor en órbitas
circulares. Este modelo explica lo referente al átomo de hidrogeno, el problema
es que sólo funciona para él y para otros átomos, faltaba una generalización
mayor.
Arnold Sommerfeld en 1913
publicó su modelo, básicamente se trata de la versión relativista del modelo de
Bohr, este modelo lo que generalizó fue que en lugar de que los electrones
giraran en órbitas circulares giraran en órbitas elípticas y al moverse en
velocidades cercanas a la de la luz presentaban
efectos relativistas. Este modelo ya pudo abarcar mucha más información que
había quedado pendiente con Bohr.
La mecánica cuántica estaba
siendo el tema en boca de todo el mundo científico de la época y uno de los
representantes de esta rama de la física fue Erwin Schrödinger quien también
formuló un modelo atómico; para Schrödinger los electrones se proyectaban
dentro de un “espacio probabilístico”, se tenía cierto lugar de movimiento y
podrían ubicarse dentro de éste, es decir, se definía la zona donde existe
mayor probabilidad de que se encuentre pero no la ubicación exacta del
electrón, esta interpretación cubría todo la información que los modelos
anteriores dejaban de lado y aunque pareciera que es menos preciso por la
cuestión de la “probabilidad” es importante decir que en los niveles en los que
se trabaja, la física y la realidad comienzan a hacer cosas que suenan muy
extrañas… y sin embargo, funciona.
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