DESDE
EL AULA
Un
amigo, muy estimado por cierto, que hace ya algunos ayeres fue alcalde de
Xalapa, platica que en las postrimerías de su administración uno de sus
“allegados” le comenta con manifiesta angustia: “Señor, qué vamos a hacer a
partir del primero de enero, ya me acostumbré a tomar whiskey”; aun en la
insensatez del comentario, se encuentran pálidos rasgos de cordura, la
conciencia de que al término, las cosas serán diferentes. La remembranza viene
porque estando ya por terminar una administración, aun se observan conductas de
arrogancia, como si fueran a permanecer en los cargos, como si se ignorara
sobre la temporalidad de los mismos y pareciera que no cruza por lo estrecho de
sus mentes que las cosas cambian en el primer día de “ya no ser”.
A
quienes así viven, bien les vendría leer a Luis Spota, quien describe con
realismo ese primer día que, guardadas las proporciones, aplica para todos los
niveles, en el cual los aduladores ya tienen otro becerro de oro, cuando para
hacer un gasto personal hay que meter la mano al bolsillo propio, cuando ya no
se tienen empleados al servicio personal con cargo a la nómina oficial.
Mala
consejera es la soberbia, nos conduce a la inconciencia, a la creencia sin
sustento de que se es superior, que se merece todo, imperceptible va
degenerando en envidia, la cual, en palabras del Filósofo de Güemez, “es un
homenaje a la mediocridad”. La soberbia pues, guarda una relación inversamente
proporcional a la preparación y al talento.
Cuando
obtuve el primer cargo de representación en el ámbito sindical, allá en la
denominada “Novia del Sol”, con satisfacción se lo hice saber a uno de mis tíos
a quien le guardo reconocimiento por su inteligencia y fama bien ganada de ser
buen profesor, él, luego de meditarlo brevemente me dijo: “Bien por ti, aunque
lo va a resentir tu familia y ten siempre presente que el mejor indicador de
que una persona no está preparada para determinado cargo es cuando se ‘le sube’
y se hace arrogante y soberbio”. Buena lección, al fin profesor.
Existen
diversos criterios para evaluar una gestión, diferentes formas de medir los
resultados del ejercicio de una responsabilidad. Considero que la función de
cualquier servidor público debe ser la de facilitador dentro de los extremos
del marco normativo. Nunca he logrado entender que alguien pretenda hacerse
importante dificultando lo que por su naturaleza es sencillo, increíble pero
hay quienes parece disfrutar complicando la vida de los demás, en el fondo
deben de ser infelices que no alcanzan a comprender que el servicio público es
una magnífica oportunidad de ser útil y de cultivar amistades. Muy triste debe
de ser terminar una responsabilidad con
un inventario mayor de enemigos.
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