lunes, 16 de octubre de 2017

EDITORIAL

Coatepec es una ciudad con atributos físicos y culturales que le confieren un potencial turístico que no ha sido del todo aprovechado, por el contrario, se han venido agudizando problemas respecto de los cuales no se observa voluntad política para resolverlos ni una participación ciudadana crítica y responsable. El descuido de la imagen urbana, el deterioro de calles, la proliferación de fraccionamientos sin el cumplimiento estricto de los requisitos de ley, la inseguridad incontenible, el desempleo, la debilidad institucional, dan cuenta de ello.


A lo anterior hay que sumarle el problema de la vialidad. Es muy común escuchar de conocidos y amigos el comentario de: “Nos encanta Coatepec, pero ya le pensamos ir por los problemas para llegar debido al intenso tráfico, de la entrada al centro, se necesitan hasta cuarenta minutos”. Hay datos duros que explican este problema: el aforo vehicular promedio diario en las calles de entrada y salida principales es de 32 mil vehículos, 35 mil es el padrón vehicular de Coatepec, sin contar los no registrados, el mal estado de las calles y la poca cultura vial que mostramos los habitantes, agravan esta situación. Es un problema que requiere atención urgente mediante un programa integral precedido por un estudio de ingeniería vial y una intensa campaña de concientización, un programa diseñado con visión holística y coordinación de diversas instancias y autoridades, pero fundamentalmente con el aval y participación de la ciudadanía.

Se tiene conocimiento de que la Delegación de Tránsito está implementando algunas, medidas como el retiro de autos “maceta”, evitar que talleres mecánicos y otras negociaciones operen en la vía pública, reubicar autobuses turísticos, mejorar la señalética y, aunque molesta, en ocasiones se hace necesario el operativo de la grúa para retirar vehículos aparcados en sitios prohibidos, todo ello con el propósito de mejorar la vialidad. También se están exponiendo propuestas que vale la pena explorar con objetividad teniendo en cuenta que la descalificación a priori en nada ayuda, entre estas propuestas destacan las siguientes: convertir las calles de Constitución e Ignacio Zaragoza en avenidas, lo que traería como consecuencia la prohibición de estacionarse en las mismas así como la reestructuración o modificación de las paradas del transporte público en la modalidad de autobuses de pasajeros y taxis, así como convertir en doble sentido la calle Jiménez del Campillo, entre Hidalgo y Zaragoza.


Es importante tener presente que  la ciudad es de todos, como es responsabilidad de todos hacerla ordenada y culta. Cualquier decisión que se tome debe ser con una visión de futuro y considerando la tendencia internacional de mayor recuperación de espacios públicos para la gente, es decir, para el peatón, cuidando la imagen urbana y desde luego el entorno ecológico.

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