lunes, 16 de octubre de 2017

Relación padres e hijos
Por: Yamileth A. Hernández Ramirez
En nuestra época, como en muchas, existen muchas problemáticas entre padres e hijos, ya no es como antes que el hijo se reprimía por respeto o a veces por miedo, por no tener problemas.  Tampoco los padres estaban en una forma correcta de educar, pues el padre era autoritario y se creía que todo lo que dijera él o ella era la verdad absoluta o creía que por ser más grande, sabía todo.

Los métodos autoritarios son aquellos donde se considera que los hijos deben ser sometidos a la voluntad de los padres, forzándolos a cumplir todo lo que se les dice, pues según los padres saben qué es mejor para su hijo, piensan que la única forma de criar a un hijo responsable debe ser a costa de “mano dura”, con insultos, gritos, reproches, amenazas y hasta con golpes. Este tipo de padres al parecer nunca están satisfechos con lo que hacen sus hijos, siempre les piden alcanzar un grado de excelencia quizá inalcanzable o hasta llegan a pensar que lo que él no pudo ser, lo debe ser su hijo.
En cambio los padre permisivos también son un problema respecto a la sociedad, pues ellos piensan que deben dejar a su hijo hacer lo que quiera, pues prefieren esperar que su hijo “madure” por su cuenta, prefieren complacerles sus caprichos y darles todo lo que piden, en lugar de darles lo que realmente necesitan y corregirlos, no ponen límites, ni normas de hogar, pues ellos argumentan que son libres de hacer lo que se les antoje.
Las consecuencias de estos dos tipos de métodos extremos son irremediables en cierto modo, pues no generan seguridad y desarrollo emocional ni autocontrol en los hijos, se sienten tan poco, que llegan a caer en depresión, en adicciones o en libertinaje. Es por esto que los padres dicen que ya no se les respeta, que ya los hijos son tan desinteresados de hacer o decir algo, que son introvertidos.
Las consecuencias mayores serían que los hijos siguen patrones ejemplares, esto quiere decir que en el fondo del ser, ellos podrían ser “casi” iguales que sus propios padres, hay muchos jóvenes que dicen y piden “no ser como sus padres”.
En México hay bastantes madres solteras, esto es un problema social que afecta a familias, y como sabemos, una madre es más dulzura y amor que un padre, el problema radica en que esa falta de autoridad desemboca de parte del hijo a la mamá en desacuerdos, malas actitudes, malas palabras, más “tranqui” la cosa diríamos los jóvenes. De otro punto de vista hay padres solteros también, donde la autoridad quizá llegue a ser demasiada y exista un hueco de dulzura y amor por parte de una mamá.
La forma adecuada en la enseñanza y crianza de los hijos debe ser proporcionada, ni autoritaria ni permisiva, debe ser en razón de una mente sana para el hijo, de una identidad arraigada y autoestima definida. Hagamos sentir a nuestros jóvenes importantes, queridos y respetados. Padres, los consejos se dan, pero los ejemplos se enseñan. No solo decir: “las cosas no son así”, mejor digamos: “las cosas deberían ser así”; enseñar a hacer es lo más grato que puede hacer un padre o madre hacia un hijo.

“Podemos pasar muchas tempestades en nuestra familia, pero siempre el amor fraternal nos unirá”

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