EDITORIAL
El
destino de Coatepec, se ha definido para los próximos cuatro años a partir del
1 de enero de 2018. Con la ratificación del Tribunal Electoral Federal del
triunfo, de Enrique Fernández Peredo, en la elección a Presidente municipal y
con la sesión extraordinaria del OPLE del pasado 26 de octubre, donde se definieron
las regidurías; se ha oficializado la integración del cabildo que gobernará los
próximos cuatro años este depauperado municipio.
Técnicamente
con esto, y con la entrega de las constancias respectivas, culmina el proceso
electoral municipal, el cual fue diferente por tantas modificaciones a la ley,
porque se rompieron esquemas tradicionales de participación partidista y porque
el ciudadano mostró su hartazgo y opinión sobre sus gobernantes. También porque
por primera ocasión participó la figura de “candidato independiente”. Por fin
concluye el proceso dejando sorpresas de última hora.
La
integración del cabildo dará mucho de qué hablar. Para algunos es una muestra
de pluralidad, de equidad democrática y de paridad de género. Para otros, un
abuso de los tribunales electorales, donde pasan por alto la preferencia del
ciudadano mostrada en las urnas. Para algunos un avance en la representación
popular donde se abrieron canales de participación y acceso para ciudadanos que
sin ser políticos, tiene la oportunidad de servir y trabajar en beneficio de la
sociedad coatepecana. Para otros, es abrir la puerta a la inexperiencia y a la
improvisación que tanto daño ha hecho a la administración pública, pues llega
gente carente de experiencia y de perfil profesional. Cada quien tendrá su punto de vista.
Finalmente
está definido el cuerpo edilicio que tendrá en sus manos la oportunidad de
sacar acuerdos que beneficien realmente a la sociedad. Dejar de lado los
intereses partidistas para asumir una responsabilidad social que saque a
Coatepec del bache donde lo han metido aquellos que anteponen sus intereses
personales o de grupo privilegiando el beneficio económico. Deberán esmerarse
por responder la exigencia social, la cual en la actual administración no tiene
eco. Si no cuentan con el conocimiento de la función pública, tienen la
obligación de asesorarse y capacitarse para responder a las necesidades de una
administración eficiente.
A
esta cuestionada administración solo le restan 64 días de aciaga función.
Habrán de responder por sus errores,
omisiones y ambiciones. El ciudadano espera que la que viene, cumpla las
expectativas que ha generado con los compromisos de campaña y con las señales
que está enviando de querer hacer bien las cosas.
La
participación ciudadana propositiva y activa, será elemento necesario y complementario para un gobierno honesto y
eficiente. Es inevitable la armonización de acciones para el sano funcionamiento,
para la transparencia y para asegurar los objetivos que realmente encaminen al
progreso. Consumatum est.
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