Fiscalización
total 3.3
Jesús
J. Castañeda Nevárez
Existe
una vieja frase que destaca lo que supone la “profesión más antigua del mundo”,
aludiendo a la prestación de un servicio de primera necesidad, pero el
entusiasmo hace que se olvide que antes que la “prestación” estuvo la
“negociación”, lo que ubica obligadamente a ésta última como la profesión más
antigua de todas.
No
hay idea de cuál pudo haber sido la forma de pago por el servicio contratado y
tampoco si se extendió algún recibo que sirviera de comprobante, pero casi
podría adivinarse que desde ese momento el fisco ya ideaba la forma de asegurar
el pago de los impuestos correspondientes.
La
historia fiscal desde la época prehispánica se refiere en forma de “tributo” el
cual era pagado en su mayor parte por las clases inferiores o macehuales
(artesanos, labradores y comerciantes), para sostener a las clases gobernantes,
sacerdotes y guerreros (exactamente igual que hoy).
El
tributo (impuesto) consistía en el pago en especie, dependiendo de la actividad
a la que se dedicara el contribuyente, destacando productos como maíz, frijol,
cacao, algodón, además de animales, pero la cantidad a tributar era aplicada a
criterio del recaudador (según el sapo es la pedrada).
Ya
en tiempos de la época Colonial el tema siguió, pero bajo la figura de la
Hacienda de la Nueva España y con el nombre de “renta real” que se cobraba
sobre el valor de todas las cosas: muebles, inmuebles y semovientes, pero
también sobre todas las ventas o trueques sin importar que se tratara de
primera venta o segunda, etc., cada operación pagaba su impuesto.
Al
observar la participación de la hacienda pública en la vida de las sociedades a
través de los tiempos, tenemos que reconocerlas como parte de la cultura y
aunque no nos agrade, ha venido a ser como un mal necesario.
Por
eso en los tiempos más recientes la única estrategia gubernamental para que el
país crezca ha sido a través del pago de impuestos; pero sin que los servidores
públicos dediquen media neurona en diseñar un plan para mejorar la
productividad, la innovación, el desarrollo económico, la mejor redistribución
de la riqueza, la seguridad, la salud, la educación, etc., sólo se esfuerzan en
buscar cómo cobrar más impuestos a más gente y para ello se han ido
construyendo enormes muros para evitar que los contribuyentes puedan escapar.
Con
la aparición de la Facturación Electrónica CFDI, obligatoria para todos los
contribuyentes a partir de 2014, el SAT inició una etapa de control de la
información fiscal, teniendo de manera instantánea a detalle los montos de
todas las operaciones comerciales de cada contribuyente, el importe e impuestos
retenidos.
Tenía
el control del contribuyente emisor, pero no sabía quién era el contribuyente
receptor y por ello se buscaron otros mecanismos, siendo la Contabilidad
Electrónica el más cercano a lo que se buscaba.
A
partir del 1 de diciembre 2017 con la entrada en vigor de la FACTURACIÓN CFDI
3.3 el SAT conseguirá el sueño anhelado: La FISCALIZACIÓN TOTAL de TODOS los
contribuyentes de este sufrido país. Ahora tendrá el SAT toda la información a
detalle de cada operación comercial o de servicios que se realice entre los
contribuyentes; conocerá quién le vende a quién; qué le vende, en cuanto se lo
vende y si éste último lo vende a otra persona también sabrá en cuanto se lo da
y cuál es su utilidad; sabrá la forma de pago y también el origen del dinero.
Ningún
contribuyente de México podrá comprar y vender sin que el SAT sepa exactamente
los detalles de la operación completa desde la fabricación del producto y casi
hasta que lo tiren a la basura. Las
viejas estrategias de fiscalización ya quedaron atrás: El Boletazo, el Buen
Fin, etc., que llevaron a la bancarización de la economía para tener mayor
oportunidad de control del circulante, el cobro de impuestos y de combate a la
evasión o la elusión fiscal. Ahora con el CFDI 3.3 ya no serán necesarias.
Miles
de personas que han vivido endeudándose con las tarjetas de crédito y cuyas
deudas superan sus ingresos formales, tendrán que rendir cuentas al SAT sobre
el origen del dinero con el que están cubriendo el pago de sus deudas “a meses
sin intereses”. Y las empresas que acostumbraron una forma “práctica” de
cumplir con sus obligaciones fiscales, dejando en manos de terceros (el
contador) las decisiones más importantes de sus negocios, hoy deberán de estar
más preocupados y ocupados en atender y comprender el tema de la Facturación
CFDI 3.3.
La
Fiscalización que ejercerá el SAT a partir del 1 de diciembre 2017 será total y
el pago de impuestos también lo será. Es el nuevo tiempo de la tecnología que
ya no nos sorprende porque nos ha bien acostumbrado, pero que también nos va a
pasar la Factura CFDI 3.3 y si no estamos preparados tendremos que pagar las
consecuencias. Pregúntenme si quieren resolver el problema antes de que
aparezca. Lamentarlo después no es una buena opción.
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