Los conquistadores llegaron con la seguridad de que su estancia en tierras veracruzanas sería de largo plazo o casi definitivas. Habían estado previamente durante la campaña y habían descubierto una tierra llena de riquezas y de gente noble que de manera natural abre los brazos a los visitantes.
Tuvieron tiempo de planear la conquista y elegir en donde se establecerían, mientras que en otras tierras sus familias hacían las maletas y organizaban sus fiestas de despedida. Todos tenían un espacio asegurado y un futuro promisorio y como tal se aseguraron residencias en las mejores zonas. Sus naves estaban listas para ser quemadas como muestra de que el retorno no era opción.
Los veracruzanos voluntariamente entregaron la plaza el 5 de junio 2016, por lo que no era necesario ya ejercer sobre ellos ninguna violencia. Pero les traicionó su naturaleza o las instrucciones superiores vinieron en ese sentido, porque los conquistadores pisotearon a todo el que tuvieron enfrente. La actitud violenta y ofensiva cayó sobre los lugareños como un lenguaje autoritario que busca demostrar quién es ahora el amo y ante quién se tendrán que arrodillar todos.
Disfrutando su reinado se les olvidó que en 19 meses tendrían que refrendarlo para asegurar los siguientes 12 años y muchos más. No pensaron que las cosas pudieran suceder de forma diferente. La gente parecía haber entendido muy bien lo que “les convenía” y seguramente obedecerían las instrucciones que les eran entregadas cada mes en una cajita junto con algunos víveres. Pero los esclavos se sublevaron y les dieron la espalda. El pueblo decidió dar la confianza en otro sentido y el misil pegó en el corazón del ego de los conquistadores.
Ahora muchos conquistadores ya preparan sus maletas para retornar a sus tierras y lo hacen convencidos de que su permanencia aquí será de muy alto riesgo, porque las venganzas están preparadas en cajas de muchos tamaños, pues algunos hicieron mayores méritos y seguramente les llegará todo un contenedor. Otros tratarán de permanecer aquí y para ello se están ubicando estratégicamente dentro de la estructura burocrática, camuflados, tratando de no ser reconocidos por los agraviados. Y los nativos que sirvieron a la realeza ya están buscando a los que pronto llegarán, para tratar de convencerlos de que actuaron obligados por las circunstancias, pero que ellos nunca empeñaron su corazón y que ahora se sienten liberados. Pero lo cierto es que muchos de ellos fueron traidores de sus propios amigos y de su propia gente.
¿A dónde irán ahora los conquistadores? Los funcionarios de primer y segundo nivel que son tan responsables del mal trabajo y del pésimo resultado. Sus familias que rápidamente acomodaron en puestos de privilegio y con altos sueldos, ¿a dónde irán? Todos ellos tienen nombre y apellido y todos ellos lastimaron a una sociedad que esperaba mucho de ellos y le quedaron muy mal.
Tal vez algunos intentarán disfrazarse de empresarios y hacer oficiales sus grandes negocios que iniciaron junto con el bienio; o dejarán a sus presta nombres a cargo y ellos irán a otro sitio mientras que el pueblo olvida los agravios.
Es posible que la estrategia sea aguantar en el submundo de la grilla y preparar armas para el próximo proceso electoral en que se renovarán las legislaturas federal y local, como una avanzada para las del 2024 donde, como ahora, todo puede suceder, dependiendo de lo que haga o deje de hacer la administración morenista que está por iniciar.
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