El lunes pasado Coatepec fue testigo de un afrenta realizada contra el Ayuntamiento como Institución, contra la sede del Poder Municipal y contra la Autoridad de más de 90 mil habitantes, por un grupo de vándalos ajenos al municipio que llegaron a tirar basura y a insultar: Antorcha Campesina.
Antorcha Campesina fue fundada en 1974 en la Mixteca poblana; su fundador y único dirigente es Aquiles Córdova Morán, que junto con sus hermanos iniciaron el movimiento que con los años se convertiría en un lucrativo negocio familiar y un verdadero bastión del PRI y de sus gobiernos. Fue afiliada al sector campesino del PRI por Salinas a finales de 1988. Se rebautizó como Movimiento Antorchista para incluir a grupos de precaristas urbanos y hoy controla pueblos, presidencias municipales, gasolineras y asentamientos habitacionales en diversas regiones del estado y del país. Recauda votos pero también se encarga de agredir y reventar movilizaciones opositoras. Logra la absoluta fidelidad de sus agremiados mediante el cobro implacable de beneficios condicionados, particularmente, lotes irregulares en las periferias urbanas, en lo que ha sido llamada la máquina de extorsión del PRI y descrito como “un poder de facto que despliega recursos paralelos, abiertamente contrarios a la ley”.
Antorcha Campesina es una de las agrupaciones más poderosas y millonarias de México con miles de miembros en todo el país y capaz de movilizar a miles de personas. Es un grupo de choque que le sirve al poder, es una mafia que goza de impunidad, capaz de cometer los peores delitos con tal de obtener beneficios.
El periodista Miguel Ángel Granados Chapa describió de esta manera a Antorcha Campesina: “Adquirió un aire de movilización paramilitar, proclive a la acción directa, al enfrentamiento con quienes considera sus adversarios”. Y lo hace porque siempre ha contado con la protección del gobierno. ¿Cuántas veces hemos oído de la invasión de terrenos, toma de carreteras, caminos ejidales, plazas públicas e instituciones gubernamentales? Esas acciones también forman parte de los giros negros de Antorcha Campesina, que desde los tiempos del poderoso PRI ha jugado un papel importante en las campañas políticas de ese y otros partidos. Es así que Antorcha Campesina, valiéndose de métodos violentos, ha logrado monopolizar el poder y apropiarse de recursos públicos. Es, definitivamente, una industria de la intimidación que durante años ha lucrado en Veracruz con la venta de terrenos, concesiones de transporte público y otros beneficios.
Se dice que en la última elección estatal, Antorcha apoyó al proyecto del hijo del gobernador a cambio de acuerdos que lo beneficiaría, sin embargo al perder la elección quedarían a la deriva en Veracruz. Si eso es cierto, no se duda que, todavía, a la sombra de Yunes Linares, pretendan presionar a Coatepec para obtener beneficios que están al margen de la ley.
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