De ciclos y renovaciones.- Pareciera que el cafetal está de fiesta. Se vistió de gala en los festejos de sus doscientos años de haber llegado a esta zona que lo recibió con singular hospitalidad, pues se ve exuberante, con vestido verde intenso y adornado por joyas rojas que brillan con la lluvia y con el sol. La cosecha empieza a entrar en su etapa más abundante. Diciembre es esperado por el corte y porque se reactiva la economía. Hay más dinero pues además del pago del jornal, al cortador se le paga por lo que corta. Y el corte ya se puso bueno. A pesar del frio y de las esporádicas lluvias, hay hábiles y entregados cortadores que se cortan hasta ochenta kilos en el día. Es un ingreso adicional que les permite solventar compromisos. La finca se convierte en una romería de cantos, gritos y silbidos. El ambiente es de regocijo y esperanza. Se cumple el ciclo anual esperado. La zona completa se viste de jolgorio y de ilusión. Sin dejar de mover las manos para dirigir los granos maduros al tenate, los cortadores escuchan las noticias en el viejo radio y comentan que el sábado, por fin, llega un verdadero cambio para el país y para el estado, El viejo cortador curtido por el surco y templado en las laderas, los escucha en silencio sin dejar de mover sus callosas manos que con firmeza, pero con delicadeza, selecciona los rojos granos de los verdes. “Es la misma gata, nomás que revolcada” afirma como para sí mismo pero todos lo escucharon. “En mi vida he visto muchos cambios de gobierno, he escuchado infinidad de promesas que aseguran que nos sacarán de jodidos. Y los últimos gobernantes, de plano no solo se olvidaron del campo sino que nos jodieron más. Permitieron importaciones, nunca bajaron apoyos que en otros tiempos llegaban, nunca se asomaron a las fincas cafetaleras y castigan el precio del producto y aumentan los costos de los insumos. Hemos sobrevivido porque dios es grande pero del gobierno no esperemos nada, los dos últimos se robaron todo, ni caminos, ni obras, ni apoyos; en cambio aumentaron los robos de café, los asaltos, se roban camiones cargados, no hay vigilancia, ni rondines, ni atención, ni promoción del producto. En verdad hace falta que volteen al campo. Se oye que los diputados atenderán el tema, ojalá sea cierto. El cambio de gobierno a otro color de verdad ha despertado la esperanza de la gente. Ojalá y nos cumplan porque de otra manera, también se van a ir, la gente ya no aguanta tantas mentiras y tanta corrupción. Ojala y de veras sea cierto y cumplan las promesas que ilusionaron a la gente, que no le queden mal. Pero después de haber visto por tantos años lo mismo, tengo mis reservas”. Los cortadores, esta vez, pareciera que no le hicieron caso, pero sí se quedaron reflexionando si el viejo zorro de los surcos tenía razón. Nada cambia por arte de magia, nadie pasa de corrupto a honesto de la noche a la mañana, no se curan las heridas tan rápido, ni se pagan las deudas cuando llegas y el cajón está vació. Sin embargo, en el cafetal sigue la pachanga del corte, la ilusión y la esperanza se percibe como cuando llega el año nuevo. Es un nuevo gobierno, es un nuevo gobernador, es un nuevo presidente y es un nuevo ciclo que no puede ser peor de los que se van. El anhelo de una vida tranquila, sin inseguridad, sin miedo, sin alzas en los precios, sin mentiras… sigue vivo. Y se renueva como el cafetal… que a pesar de las inclemencias del tiempo, de carencias y maltratos, siempre está presto para dar frutos y a proveer con generosidad de todo lo necesario… la esperanza muere al último…
lunes, 3 de diciembre de 2018
DESDE LA FINCA - Por: El Cortador
De ciclos y renovaciones.- Pareciera que el cafetal está de fiesta. Se vistió de gala en los festejos de sus doscientos años de haber llegado a esta zona que lo recibió con singular hospitalidad, pues se ve exuberante, con vestido verde intenso y adornado por joyas rojas que brillan con la lluvia y con el sol. La cosecha empieza a entrar en su etapa más abundante. Diciembre es esperado por el corte y porque se reactiva la economía. Hay más dinero pues además del pago del jornal, al cortador se le paga por lo que corta. Y el corte ya se puso bueno. A pesar del frio y de las esporádicas lluvias, hay hábiles y entregados cortadores que se cortan hasta ochenta kilos en el día. Es un ingreso adicional que les permite solventar compromisos. La finca se convierte en una romería de cantos, gritos y silbidos. El ambiente es de regocijo y esperanza. Se cumple el ciclo anual esperado. La zona completa se viste de jolgorio y de ilusión. Sin dejar de mover las manos para dirigir los granos maduros al tenate, los cortadores escuchan las noticias en el viejo radio y comentan que el sábado, por fin, llega un verdadero cambio para el país y para el estado, El viejo cortador curtido por el surco y templado en las laderas, los escucha en silencio sin dejar de mover sus callosas manos que con firmeza, pero con delicadeza, selecciona los rojos granos de los verdes. “Es la misma gata, nomás que revolcada” afirma como para sí mismo pero todos lo escucharon. “En mi vida he visto muchos cambios de gobierno, he escuchado infinidad de promesas que aseguran que nos sacarán de jodidos. Y los últimos gobernantes, de plano no solo se olvidaron del campo sino que nos jodieron más. Permitieron importaciones, nunca bajaron apoyos que en otros tiempos llegaban, nunca se asomaron a las fincas cafetaleras y castigan el precio del producto y aumentan los costos de los insumos. Hemos sobrevivido porque dios es grande pero del gobierno no esperemos nada, los dos últimos se robaron todo, ni caminos, ni obras, ni apoyos; en cambio aumentaron los robos de café, los asaltos, se roban camiones cargados, no hay vigilancia, ni rondines, ni atención, ni promoción del producto. En verdad hace falta que volteen al campo. Se oye que los diputados atenderán el tema, ojalá sea cierto. El cambio de gobierno a otro color de verdad ha despertado la esperanza de la gente. Ojalá y nos cumplan porque de otra manera, también se van a ir, la gente ya no aguanta tantas mentiras y tanta corrupción. Ojala y de veras sea cierto y cumplan las promesas que ilusionaron a la gente, que no le queden mal. Pero después de haber visto por tantos años lo mismo, tengo mis reservas”. Los cortadores, esta vez, pareciera que no le hicieron caso, pero sí se quedaron reflexionando si el viejo zorro de los surcos tenía razón. Nada cambia por arte de magia, nadie pasa de corrupto a honesto de la noche a la mañana, no se curan las heridas tan rápido, ni se pagan las deudas cuando llegas y el cajón está vació. Sin embargo, en el cafetal sigue la pachanga del corte, la ilusión y la esperanza se percibe como cuando llega el año nuevo. Es un nuevo gobierno, es un nuevo gobernador, es un nuevo presidente y es un nuevo ciclo que no puede ser peor de los que se van. El anhelo de una vida tranquila, sin inseguridad, sin miedo, sin alzas en los precios, sin mentiras… sigue vivo. Y se renueva como el cafetal… que a pesar de las inclemencias del tiempo, de carencias y maltratos, siempre está presto para dar frutos y a proveer con generosidad de todo lo necesario… la esperanza muere al último…
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