martes, 18 de junio de 2019

Columna 33 Por: Carlos Lucio Acosta


La violencia delincuencial y las amenazas institucionales a la prensa, evidencian cada vez el papel de los órganos responsables de impartir seguridad en Veracruz. Una información que pudo ocupar las ocho columnas, quedó sepultada en el más oscuro de los sótanos de la complicidad o en el más resbaloso de los pasadizos del temor. Los recientes señalamientos emitidos contra periodistas y ciudadanos por dos altos funcionarios de la administración local, levantaron cierta preocupación en círculos informativos, políticos, empresariales y religiosos. El clima de inseguridad facilita tareas a los amantes de la violencia y a los adictos al terrorismo institucional.

Los secretarios de Gobierno, Eric Patrocinio Cisneros Burgos y el de Seguridad Pública, Hugo Gutiérrez Maldonado, amenazaron sin el menor recato y como si tuviesen pruebas en mano, a comunicadores de medios impresos, radiales, televisivos y de internet. Y para muestra con dos botones basta y sobra.

Primero, el Secretario de Seguridad Pública, Hugo Gutiérrez Maldonado, dijo: “yo a veces a lo que tengo miedo que pase es que así como hay “políticos malos”, también “hay periodistas malos”; después de argumentar que “…yo pienso que a veces la delincuencia organizada presiona a periodistas para que me hagan preguntas”.

Segundo, “se acerca un parte aguas”, sentenció el Secretario de Gobierno, Eric Patrocinio Cisneros Burgos, “en el cual se verán a quienes están a favor de la justicia y quienes del lado de un grupo de personas que no son veracruzanos. Y eso … también va para todos los compañeros que son periodistas…”.
Cualquiera tiene el poder de eliminar a periodistas o ciudadanos no gratos, y después facturar servicios a nombre de los cárteles del narcotráfico, endosar a la delincuencia organizada o cobrar a las llamadas células del crimen. Es del dominio público que los procedimientos de investigación jamás se esclarecen por diversas causas y motivos, de los cuales sobresalen, el extravío de expedientes, exceso de trabajo o indicaciones superiores.
Por algo Artículo 19, organización defensora de la libertad de información y expresión, con sede en Londres, Inglaterra, indagó que el 99.13% de los delitos contra periodistas y medios de comunicación, siempre quedan impunes en la república mexicana. La desaparición o muerte de personas, carece de valor en un sistema de gobierno que recauda en promedio diez muertes diarias en la entidad.

La indiferencia a lo cotidiano es la mejor aliada de las autoridades, intelectuales, académicos, profesionistas, legisladores, defensorías de los derechos humanos y organizaciones no gubernamentales protectoras de la libertad de expresión y ayuda a periodistas, encargados de las denuncias y luego de presionar, para poner en claro mandamientos de una sociedad cada vez más reclamante y participativa.
La mayoría de medios de comunicación impresos, radiales, televisivos y de internet, de la izquierda, del centro o de la derecha, les comió la lengua el ratón. Estos roletazos beisboleros no asustan a nadie por la sencilla razón de la fragilidad de su contenido. El caso mejor documentado lo tuvo la revista mensual Etcétera, plataforma informativa especializada en el análisis de los medios de comunicación, la cual solicitó vía ley de transparencia a la extinta Procuraduría General de la República, información referente a los presuntos 20 reporteros veracruzanos involucrados con los cárteles del narcotráfico y de la delincuencia organizada. La hoy Fiscalía General de la República, respondió en tiempo y forma carecer de datos o averiguaciones previas sobre la supuesta lista entregada por la secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) al entonces gobernador Javier Duarte de Ochoa, preso por delitos de delincuencia organizada y lavado de dinero.

No es tiempo de amenazas veladas o directas y después pedir disculpas. Es tiempo de asegurar el libre tránsito de vehículos y peatones en banquetas, calles y carreteras de los 212 municipios de Veracruz. El número de muertes civiles aumenta cada día, no se contienen y menos se reducen. Este es el punto central del tema.

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