lunes, 17 de junio de 2019

EXPRESSO CORTADO - Por Gilberto Medina Casillas


Yatrogénesis.-(Primera de dos partes)


La primera referencia que tuve de este término, yatrogénesis, mismo que ahora introduzco en el diccionario, fue leyendo el libro ‘Némesis médica’ de un autor ferveroso y entusiasta de los años setenta, mi compañero Iván Illich.

En ese libro señala crudamente lo que llama yatrogénesis clínica. Leamos tantito de lo que afirma Illich: ‘El término para denominar la nueva epidemia de enfermedades producidas por el médico, Yatrogénesis, está compuesto por las palabras griegas yatros (médicos) y génesis (origen). Las enfermedades yatrógenas son únicamente las que no se habrían presentado si no se hubiese aplicado tratamientos ortodoxos recomendados profesionalmente’. 

En pocas palabras son las enfermedades que provocan los médicos, por las que fallecen gran cantidad de personas, las cuales, de no haber ido al médico, probablemente seguirían con vida. En fin. No es un problema menor.
Y como en todo, hay que analizar bien las cosas, no se trata de echar pedradas a los médicos, nada más lejano de mi intención al escribir este artículo, mis respetos por los médicos. Y honor a las instituciones de salud y seguridad social.

La bronca no es con el IMSS, el ISSSTE, ni contra los hospitales y clínicas de la Secretaría de Salud de México. Este, señoras y señores, es un problema mundial.
Para combatir esta epidemia hay que desenredar la madeja, explorando las causas de este severo azote de la sociedad.

Capacitación, instalaciones, sí, son parte del problema, pero el punto álgido radica en ‘la homologación diagnóstica por promedios, según la frecuencia de los padecimientos’. Si ustedes miran una farmacia de una Unidad médico familiar del IMSS, se darán cuenta que en pocos anaqueles caben todas las medicinas que los médicos recetan.

Si usted tiene la curiosidad de cuántos agentes químicos activos hay en la farmacopea, se sorprenderá al ver los pocos que son.

Entonces, la práctica de recetar por promedios y luego por regla, según el medicamento disponible (los Dr. House nada más los hay en las series de TV), es común y corriente cuando en consulta exprés tú orientas al médico a la medicina, fíjense bien, no va el médico a la teoría, ni a la complejidad de la trasportación sanguínea y eliminación del medicamento, ni a patologías alternas, solamente receta tal medicamento, que se refiere a los síntomas que expresas oralmente, que está disponible las más de las veces.

Cuando hay análisis de por medio, el médico suele ser más asertivo, considerando que su lectura ‘integral’ de los análisis sea correcta, que yo creo que lo es en un 90%.

Ni qué decir cuando los médicos no le atinan a la enfermedad o de plano es tal su ignorancia que causa una yatropatía queriendo curar un síntoma. Les voy a poner un sucedido del primo de un amigo. El susodicho llega en ambulancia a urgencias del CEM, por su situación mortal, el ‘TRIAGE’ de hasta arriba, obliga al personal médico a concurrir sin saber qué hacer, alguien dice: que le hablen al cardiólogo; pasan momentos eternos cuando el susodicho ya se mecía en las olas del Aqueronte, tumbado en la barca de Caronte, aparece el médico y ordena imperativo: ‘una ampolleta de 100 mililitros de tal  cosa’; mientras, alguien va a buscar la tal medicina, la maniobra de Bauman que realizó el susodicho por enésima vez, da resultado y termina el ataque cardiaco… Ya no se le aplicó nada ni pagó nada, salió caminando y tomó un taxi.

Al cabo de unas semanas, el doctor Hakim, reconocido cardiólogo de la región,  cuando oyó lo que le refirió el primo de un amigo, que el cardiólogo del CEM le iba a poner la tal medicina, transformando  su semblante en asombro, dijo con ira: ‘si le aplica esa medicina, le hubiera causado la muerte repentina’.

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