martes, 16 de junio de 2020

En Defensa de la Libertad de Expresión - Por Lic. Benjamín Sánchez Flores


El domingo próximo pasado se conmemoró un día más de la Libertad de Expresión, derecho universal que tenemos consagrado en los artículos 6º y 7º de nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Una libertad sumamente valiosa que gozamos ampliamente, por lo que nadie tiene el derecho de censurar ni coartar la libre expresión y manifestación de las ideas, siempre que su expresión no agreda, afecte, ni ofenda a ninguna persona.

 

Aunque es un derecho plasmado desde nuestro primer documento constitucional, el ejercicio libre de las ideas ha sido amenazado constantemente, especialmente cuando afecta intereses particulares. Por ello, especificar la normatividad, se ha vuelto una constante en aras de garantizar este derecho irrestricto, mediante un ejercicio libre.

 

A lo largo de los años, los diversos medios de comunicación han sido el medio y vehículo más regular para la expresión de las ideas y las opiniones, ejercicio que de forma individual las personas utilizan para exponer sus ideas, demandas y quejas que consideran justas.

 

Es importante mencionar que existen dos fenómenos negativos que regularmente se asocian a la expresión de las ideas; uno de ellos cuando al expresarlas se afecta a terceras personas, ya sea en su libre tránsito o cuando se realizan alusiones personales sin fundamento, las cuales tienen la intensión de denostar y vulnerar los derechos e integridad de las personas (como los lamentables hechos ocurridos el lunes en Xalapa); y por otro lado, cuando se trata de coartar, limitar y en el peor de los casos, impedir la libre expresión de las ideas, utilizando métodos intimidatorios que han sobrepasado las amenazas y han llegado incluso a atentar contra la vida de quienes se manifiestan y de quienes ejercen la profesión de informar.

 

Estos dos fenómenos, aunque muy lamentables, han sido recurrentes en los últimos años; por lo que se han dispuesto de controles legales y administrativos para limitar su aparición; de forma específica tratando de regular los medios de expresión, especialmente en lo que se refiere a las marchas y a las expresiones vía redes sociales, las cuales aún carecen de una regulación normativa. De igual forma, se han realizado modificaciones a nuestra legislación, con la finalidad de proteger a la población y en especial a los comunicadores, para garantizarles un ejercicio pleno de su labor para manteneros oportunamente informados.

 

Es indudable que la mayor fuente de requerimientos de información, son las áreas públicas, con la finalidad de conocer el destino de los recursos públicos, donde el orden federal es el más solicitado. En este sentido, con la llegada del nuevo Gobierno Federal, se ha impuesto una modalidad de conferencias de prensa diarias, llamadas coloquialmente “las mañaneras”; las cuales “tienen, tendrían que o deberían tener” dos objetivos principales; por un lado, informar justamente sobre el destino de los recursos públicos y por otro lado, mantener un canal de comunicación abierto ante los requerimientos de los medios de comunicación.

 

En este sentido, es muy lamentable decir que ninguno de los objetivos se cumple oportunamente, ya que la información vertida por el Gobierno Federal se observa parcial y a modo, sin transparentar debidamente el ejercicio público; asimismo, al momento de interactuar con la prensa, el Presidente de la República se limita a contestar, en el mejor de los casos, de forma personal y no institucional, sin aportar fundamento y/o evidencia de lo informado.

 

Como muestra de lo anterior, diré que a lo largo de las 385 conferencias de presa “mañaneras” que se han desarrollado, las palabras más recurrentes dictadas por el Presidente son: “abatiendo la corrupción lograremos todo”, “detrás de todo están los conservadores”, “el neoliberalismo es la causa de nuestros problemas” y “la culpa de todo la tienen nuestros adversarios”, entre otras “puntadas”.

 

Estas son frases que nuestro Presidente utiliza como una salida sin respuesta o como justificación al verse acorralado por los cuestionamiento de los comunicadores, por lo que tal parece que ha hecho suyas las prácticas de la descalificación y el descrédito hacia la prensa.

 

En ningún caso se justifica que personas, grupos o instituciones, trasgredan nuestro derecho de libertad de expresión y a la vez, el derecho a solicitar información pública con el fin de conocer el destino de los recursos públicos. Por ello, como mujeres y hombres libres, tenemos la responsabilidad social, en todo momento, de defender y salvaguardar el derecho a la libertad de expresión.


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