Bajada mortal.-
Me compartieron un video de Iván Vallejo, quien es el primer ecuatoriano en conquistar el Everest. Respecto de la contingencia de salud que vive el planeta, relacionándolo con la montaña, se pide no salir, uso de cubre boca y no recibir visitas para evitar contagios. Sin embargo, actuamos con mucha irresponsabilidad, como si fuéramos inmunes a esta enfermedad. Vallejo realiza una reflexión de la gran responsabilidad que representa escalar una montaña.
En este video, el alpinista resalta que los accidentes de montaña ocurren, la mayoría de las veces, cuando se desciende, cuando el desgaste físico es evidente, además de que el triunfo de cumbre provoca relajamiento, soberbia por haber conseguido el objetivo. Se olvidan momentáneamente premisas básicas de trabajo de equipo y supervivencia que provocan accidentes mortales. Vallejo realiza este ejercicio, invitando a la gente a actuar pensando de manera solidaria, ante esta pandemia.
Cuando se desciende de una montaña, siempre es importante actuar como equipo, aunque la realidad, yo lo llegué a vivir, ahí también surge el egoísmo, la envidia y el “me vale gorro”. Ahí en lo alto, rodeado de nubes, aparece también lo peor del ser humano. Recuerdo en el Pico de Orizaba, excitado por el sentimiento de cumbre, me ponía a repartir lo que tenía en mi mochila: jugos, chocolates, dulces, fruta, con conocidos y desconocidos, y no existía reciprocidad. No todos son así, pero es gesto un poco raro. O quizás el raro era yo, regalando lo que quizás me era necesario.
Pero las consecuencias son terribles. Vallejo reconoce que cuando se desciende, después de semanas en la montaña, se anhela regresar a casa, ver a la familia. Que este anhelo por salir del confinamiento, del encierro, tal y como ocurre en la montaña, no nos traicione y nos haga caer al vacío. Que no echemos a perder lo ganado por ser presa de la ansiedad, por bajar, por salir nuevamente a la calle. Menciona a alpinistas amigos suyos, que murieron de manera trágica en la montaña, todas estas muertes ocurridas al ir bajando. Ricardo Torres Nava vivió la muerte de uno de los dos sherpas, que lo guiaron hasta la cumbre del Everest, en mayo de 1989. Fue al ir bajando cuando Phu Dorge se precipitó al vacío.
Recuerdo una caída en el Pico de Orizaba, que me puso al borde de la muerte. Ignoré recomendaciones fundamentales que me hicieron caer; di una vuelta de campana, la mochila amortiguó mi caída, y gracias a la providencia, y San Nabor, el piolet -asegurado por un tramo de cuerda, a mi muñeca- cayó enterrado a escasos centímetros, que bastaron para detenerme. Esto ocurrió al iniciar el descenso. La bajada suele siempre tener tintes trágicos, por lo que Vallejo destaca la desesperación, desgaste brutal, físico y mental como causas de la pérdida de la concentración. El confinamiento por la pandemia también nos ha provocado, ansiedad y miedo. El ecuatoriano considera que el triunfo verdadero se logra al llegar al campamento, sanos y salvos.
Que así podamos llegar todos en México, y en el mundo, al final de este capítulo dramático de la humanidad, con las menores bajas posibles. Que hagamos conciencia al respecto. Como en la montaña también, que la conquistemos o no, siempre habrá manera de regresar a volver a intentarlo. La montaña no se va a ir. Las vida de un ser humano siempre estará por encima de todo.
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