¿Qué es la Metafísica?
Actualmente solemos escuchar la palabra metafísica asociada a determinadas formas de pensar o creencias que se apartan de lo científico, de lo objetivo o de aquello que podemos demostrar por medio de la experiencia y la experimentación; sin embargo la Metafísica ha sido el punto de origen de la Filosofía en el mundo occidental.
Para comenzar, debemos aclarar que la palabra “metafísica” deriva del griego μετὰ φύσις, que significa “más allá de la naturaleza o más allá de la física”, y proviene del título puesto por Andrónico de Rodas (Siglo I a. C.) a una colección de escritos de Aristóteles que, al ordenar su obra, no supo identificar con ninguna otra de las disciplinas que Aristóteles abordó en su fructífera vida intelectual, y al ordenar estos escritos los colocó provisionalmente junto al libro de Física, por lo cual obtuvieron ese nombre (en griego la palabra phisis significó originalmente “naturaleza” o “mundo natural” y ya posteriormente la ciencia que lo estudia).
Al leer los libros de Metafísica se observa primero que son, más que obras acabadas, pequeños rollos o tablillas que Aristóteles utilizaba como apuntes para enseñar a sus alumnos y, en segundo lugar, que hablan de temas que entran en la discusión de la ontología (o estudio del Ser), y la religión (Aristóteles consideraba a la Filosofía como la “Ciencia de Dios”) así como otras ideas bastante alejadas del estudio de la mera realidad física. Los escritos así reunidos son catorce en total, indicados por medio de las letras del alfabeto griego (alfa, beta, gamma delta, etc.) y no guardan una relación jerárquica o teórica entre ellos, si bien contienen en frases breves planteamientos que los filósofos posteriores habrían de discutir por siglos; así, Aristóteles es hasta el día actual un autor muy interesante de leer.
Algunas de las frases que más nos recuerdan a Aristóteles fueron escritas en su Metafísica: “Todos los hombres tienen por naturaleza el deseo de saber”, “Que el Ser se dice de muchas formas” o “Esta es una indagación sobre la naturaleza de las cosas”. Y aunque Aristóteles no fue en modo alguno el primer filósofo sí fue el primero en demarcar los límites de la Filosofía y la Física, que los anteriores a él -desde Tales de Mileto- suponían como la primera preocupación de sus estudios: ¿cómo se ha formado el mundo físico y las cosas?
Al paso de los años la obra de Aristóteles fue olvidada por siglos, pues él vivió en el siglo IV a.C. y Andrónico ordenó y divulgó su obra hasta el S. I d.C. unos 300 años después de muerto el gran maestro. Posteriormente la caída del Imperio Romano de Occidente y la expansión del Islam evitó que la obra de Aristóteles se divulgara en la Europa Occidental, hasta la caída de Constantinopla a mediados del siglo XV y el inicio del Renacimiento.
En esta azarosa historia, surgieron nuevas doctrinas –como el maniqueísmo en Europa, influenciado por el masdeizmo persa de Zoroastro- y diversas creencias gnósticas que al tener contacto con las ideas Aristotélicas las adoptaron e influenciaron, dándoles un aura de misticismo.
Es recomendable leer aún hoy la Metafísica, pues nos demuestra el talento de uno de los más grandes pensadores que la humanidad nos ha dado, al hacernos pensar en aquello que está más allá de la realidad cotidiana.
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