domingo, 14 de mayo de 2017


Cerca del Cielo.

Por: José Ramón Flores Viveros.

Una historia de auténtica ficción.

Nunca creí saber demasiado, aun siendo un profesional exitoso. Sentía que siempre quedaba algo por aprender. Y si no tenía los conocimientos, no me importaba preguntar a quien fuere en busca de un consejo. Paso a paso. No conozco otra forma de lograr cosas.


Rey Pelé.

Resulta significativo cómo algunos detalles en nuestra etapa formativa nos marcan para siempre. Lo que nos acontece en la vida es importante, pero más importante aún es como reaccionamos ante lo que nos sucede.

Alguna vez el gran tenista sueco Bjorn Borg en una recepción en Montecarlo me contó esta historia:

Bjorn- le pregunte-, ¿Cuál fue tu método para convertirte en el “Hombre de Hielo”? ¿Cómo haces para mantenerte inmutable y concentrado luego de errores que te pueden costar el partido o tras algunas injusticias con fallos dudosos? Pele, me dijo, tú y la gente me conocen como el Hombre de Hielo, pero de chico, más que un témpano era una tormenta…

Lo mire con curiosidad, tendría diez, once años. Estaba jugando en mi club, y a cada pelota que fallaba, no hacía más que insultar y tirar la raqueta. Harto de los desplantes, mi profesor me suspendió por una semana. Y me dijo: “No pienses en el punto que perdiste; piensa en el que estás por jugar”.

Supongo que allí nació el Hombre de Hielo, remato. Pensar en el próximo punto. Llevado al futbol, significa pensar en la jugada siguiente. Con una gran diferencia: el tenis es un deporte individual, y al futbol se juega en equipo. De eso también me quedo una lección de mi padre. Yo acababa de jugar con mi equipo de barrio y volvíamos juntos a casa.

-Hoy trataste de jugar el partido solo, Dicó- me dijo, al futbol se juega con diez compañeros. Hubo varios momentos donde intentaste hacer una jugada individual cuando había compañeros mejor ubicados que te la estaban pidiendo. No pretendas ser el gran héroe de la tarde. El héroe tiene que ser el equipo.

Iba pensando en eso, cuando me puso el ejemplo contrario:
¿Recuerdas cuando apenas empezó el segundo tiempo? ¿Por qué le pasaste la pelota a Luisinho si tenías el camino libre para patear? ¿Sabes por qué?... Yo empezaba a balbucear una respuesta cuando me dijo: ¿Sabes por qué? Para ganar tiempo y pensar. Cuando estás en medio de la acción de un partido no puedes delegar la responsabilidad de esa manera. Tienes que tratar de pensar la siguiente jugada antes de que te llegue la bola. Eso es lo que diferencia a los cracs, de los muy buenos.

Dondinho tuvo una enorme influencia en mi vida. Ahora también debo honrar el legado de mi madre doña Celeste: valores. Cuando éramos niños no nos preguntamos el porqué de esas reglas, simplemente las seguíamos con naturalidad o con resignación. Mucho después, uno comprende la importancia de los valores en la formación del carácter. A medida que se vuelven un hábito, penetran en el corazón. Y no nos abandonan jamás. Los valores, esas cualidades interiores, son la verdadera riqueza de una persona.


Tomado de la obra “Pelé, mi legado” de Paulo Coelho.

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