EDITORIAL
Las
campañas políticas están llegando a su fin, en breve, el telón se correrá y
aparecerá en la escena, exhibiendo orgullosos el trofeo de la victoria, quien
más haya logrado penetrar en la confianza ciudadana, luego, nos queda esperar
que el favorecido o favorecida se encuentre en la justa correspondencia de la
expectativa social.
Reconocimiento
y respeto merecen todos los contendientes por el esfuerzo que realizan y por el
valor de someterse al escrutinio de los ciudadanos. Seguramente todos tienen
cualidades de las cuales dan cuenta ellos mismos y sus respectivos equipos.
Inevitables resultan las percepciones sociales y los comentarios agudos que
sobre ellos se vierten, basta sentarse en la mesa de un café o integrarse en
algún corrillo para tomar nota de ellos, ahí se pueden oír expresiones como las
siguientes:
“Su
partido está de moda pero, él no puede controlar su afición etílica, no es buen
administrador, pues llevó a la empresa de la familia a la quiebra, que tiene
serios problemas con el fisco, lo que evidencia, el desprecio por los deberes
ciudadanos”.
De
otro es frecuente escuchar: es una propuesta joven, entra bien, pero su
honorabilidad se encuentra aboyada por una posible inhabilitación para el
ejercicio de la función pública impuesta por una instancia federal y en
relación a la cual no hay claridad suficiente, aunque en el debate mostró
documentos que supuestamente lo exoneran, además de que sus titiriteros están
muy vistos y evocan recuerdos no del todo gratos a la vez que muestran afanes
inaceptables”.
De
los independientes, supuestamente punteros, se dice que sus ligas partidistas
son inocultables, por lo que su independencia no es más que faramalla, que se
encuentran sostenidos por dos personajes cuyos apellidos remiten, uno a un
estupefaciente muy popular y el otro a una variedad de fruta tropical, ambos
con importantes cargos en la administración del gobierno estatal más
cuestionado de la historia y que nada hicieron por Coatepec.
De
otra se comenta, su arranque tardío, que no obstante ha ido avanzando de manera
importante, aunque transmite poco, y así, de todos se dicen cosas, como es
natural, la atención se centra en los perfiles que van punteando en las
preferencias, aunque al final del día, la última palabra la tiene el ciudadano
con el poder de su voto.
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