lunes, 1 de mayo de 2017

JAROCHADAS

PERO ESTA NOCHE, LA PASO CONTIGO


                 Con cuarenta y dos años de edad el romántico compositor y arreglista musical George Webber (Dudley Moore), se siente aburrido por la agobiada vida que lleva al lado de su novia Samantha Taylor (Julie Andrews) y más que nada, sabe que necesita renovarse porque no quiere que la vejez lo sorprenda.


                Para la buena suerte de este pequeñín, una circunstancia inesperada le ayuda a encontrar el cambio. Al circular en su Rolls-Royce Corniche, en el alto de un semáforo,  cruza mirada con una guapetona joven vestida de novia, que va urgida al encuentro de su amado, que pacientemente la espera en la puerta de la iglesia rodeado de sus amigos y familiares, encabezando el cura esta alegre comitiva.

                Webber sabe que tiene que averiguar dónde esta chica pasará la luna de miel, cosa que por su audacia no tuvo problema y pronto arribó a las hermosas playas de Manzanillo Colima, porfiando en el casual encuentro. En ningún momento la “suerte” lo abandona, y aprovecha la terrible insolación, que por nadar encuera’o, el insensato novio, sufre por los rayos ultravioletas, que no lo perdonan y lo mandan al hospital, dejando a su Jenny Hanley (Bo Dereck), inerme ante las anhelantes garras del alborozado George Webber.

                La provocación de la coincidencia hace que se junten en la barra de la alberca del flamante hotel y la seducción no se hace esperar. Un romántico trío musical le interpreta al par de recientes amigos varias canciones y al escuchar el fogoso bolero “mañana me iré, amor mío”, la Jenny, le traduce al Webber el completo de la frase: “pero esta noche, PERO ESTA NOCHE, LA PASO CONTIGO” (jujujuy, ¡no totol!). Ya en la intimidad y después de echarse un cigarrillo de esos “sin marca”, la ardiente y alborotada novia, ya nada la detiene y con cierta alevosía y ventaja, se dispone a escuchar los monótonos compases del Bolero de Ravel, refocilándose en los brazos de aquél cuarentón, suscitando los rechinidos de los discretos resortes del colchón.

                La película “10, LA MUJER PERFECTA”, encierra esta bello rollo, que hace treinta y tantos años, cuando salíamos emocionados del cine, no se habló más que de las rastas de la Bo y de la pijama guanga del Dudley, al andar de visionudo saltando en la ardiente arena de la playa.

                Amigos recordamos a Dudley Moore a quince años de su muerte; sus películas, están vigentes en nuestros recuerdos de juventud y así evocamos una de sus frases: “Todos los que beben no son poetas... algunos bebemos porque no somos poetas”. Cuánta razón de este carismático inglés.

         ¡Ánimo ingao…


Con el respeto de siempre Julio Contreras Díaz.

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