lunes, 1 de mayo de 2017

Metapolítica

La primera

Gregorio Jácome Moreno

Un punto de medición para que la gente decida por quien votar en las elecciones municipales es el análisis de los perfiles, no solo de los candidatos sino, de quienes se presentan a ostentar los cargos de síndico, regidores e inclusive los suplentes. Sin embargo ello es relativo y no del todo certero, diremos por qué.

No  todos los integrantes de la planilla llegaran al cabildo si es que resulta ganador el candidato a la alcaldía, por paridad de votación y de acuerdo a las leyes electorales, solo entra quien esté inscrito en la primera, segunda, y a lo mucho, tercera regiduría; los demás son solo complemento, van de relleno a cumplir con la norma, de modo que si el ciudadano vota por un candidato perdedor prácticamente lo está haciendo por quien va en la planilla como Regidor Primero, quien es muy probable que llegue a integrar el próximo cabildo.
En este contexto se entienden las pugnas internas de los partidos por designar a quién va en la primera regiduría, de hecho por esta designación hay fracturas internas, sobre todo en los partidos que de antemano sabemos que no tienen posibilidad alguna de ganar, pero sí tienen la oportunidad de trabajar para que lleguen quienes van inscritos en los lugares de privilegio. En este sentido también entendemos la actitud de políticos o personajes mezquinos que si no van en la primera regiduría no aceptan participar en ninguna otra posición, ellos se molestan y se van. En otros casos hay quienes, en el proceso previo, buscan primero la alcaldía, con pleno conocimiento de causa de que no los elegirán sus partidos en esta posición pero sí son contemplados en la regiduría primera.

La invitación es para que los ciudadanos en esta elección municipal analicen el perfil de quién va en la regiduría primera y segunda, los demás sirven de poco. De acuerdo a las  estadísticas de elecciones pasadas, para que un partido logre meter a un regidor se necesitan 3,000 votos en promedio. Y esta es solo la primera parte. La segunda es que una vez instalado ya como edil, se le exijan resultados, salirse de la mediocridad que los ha caracterizado a la mayoría, despojarse de la mala fama que tienen de cobrar un salario sin resultados reales para con los ciudadanos, ya que como sabemos, un regidor no nada más debe participar en las sesiones de cabildo, que son una cada quince días, sino estar en un trabajo constante de gestión y servicio público eficiente de acuerdo a las comisiones del Ayuntamiento de las cuales forman parte.

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