lunes, 1 de mayo de 2017

DESDE EL AULA


Suelo convivir con la gente de campo, me resulta muy gratificante. Su charla es amena y sencilla, su pensamiento claro y profundo. De cuando en cuando busco a un amigo que alterna actividades agrícolas con la albañilería, platicamos de varios termas y pese a que su escolaridad es apenas del tercer grado de primaria, me sorprende su esgrima verbal y su habilidad para articular ideas. Les comparto tres temas sobre lo que versó nuestra última charla:


Le digo que mi primera actividad diaria consiste en agradecer a dios el milagro de la vida y pedirle inteligencia para conducirme como un hombre sensato, prudente y justo. Me contesta que estoy dejando que prevalezcan en mí las fuerzas negativas sobre las positivas. ¿Acaso estás sugiriendo que la oración representa negatividad? Le replico. No, estoy diciendo que te quedas en la creencia de que orar es suficiente, y no lo es, si no la acompañas con buenas acciones.

Hay en la región en que vivimos un cura altamente estimado, ambos lo conocemos. Sus celebraciones siempre son muy socorridas con la presencia de la grey católica que fervorosa acude a escucharlo. El cura le pregunta a mi amigo, qué opinión le merece su acción pastoral. Él, presto le contesta: está usted mal. ¿Por qué? Le inquiere con notoria sorpresa. Porque usted no llama a la feligresía para que adoren a dios, sino para complacerse usted mismo y entonces se hace arrogante cuando debe ser humilde, ello explica el por qué cuando usted no oficia, la gente deja de ir, no olvide que su misión debe ser instrumento y no fin. Como respuesta encuentra el silencio y una expresión dubitativa, casi de melancolía.


¿Tienen los animales inteligencia? Le pregunto y responde de inmediato con un categórico: no. Lo invito a que pensemos por ejemplo en las calandrias que tejen sus nidos con una precisión y belleza que ni el mejor artesano las podría igualar, luego le insisto: ¿siques pensando que los animales carecen de inteligencia? Sí, me contesta. ¿Me puedes dar un argumento sólido para sustentar tu opinión? Claro, me dice: consiento contigo que los nidos que construyen las calandrias son una maravilla, pero desde hace mil años los hacen igual y podrán pasar otros mil y seguirán haciendo lo mismo. Eso no es inteligencia.

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