lunes, 3 de julio de 2017


Metapolítica
Libros
Gregorio Jácome Moreno

Esta semana las notas de interés público han tenido el sello de la violencia y la inseguridad. Un comando armado ataca y da muerte al Director de la Policía Federal en Veracruz a plena luz del día en un conocido restaurant de la ciudad de Cardel; mientras en Coatzacoalcos una familia que incluía menores de edad es brutalmente asesinada por otra célula delincuencial. Cansados de robos a casas habitación, vecinos del fraccionamiento “Las Fuentes” de Xalapa, deciden armarse con lo que puedan y salir a las calles a hacer justicia por su propia mano para defender su patrimonio, la autoridad ha sido rebasada. Por si fuera poco el ex gobernador de Veracruz preso en Guatemala salió a declarar solo para burlarse, una vez más de la justicia.

En medio de esta ola de violencia, conviene hacer un paréntesis, dejar la cosa pública a un lado, para volver de momento, a la fuente material del conocimiento elemental: los libros. En una entrevista reciente se me preguntó qué opinaba acerca de que cada vez más, los jóvenes están dejando de leer libros, si éstos pasarán en un tiempo a ser objetos dignos de un anticuario. Creo que no. Una de las cosas rescatables de la educación básica en la actualidad es que los programas de estudio están basados en el fomento de la lectura, de hecho, no debe haber en México una primaria que no tenga su biblioteca bien habilitada, todavía más, no debe haber ni un salón sin su respectiva zona de lectura. Es de todos sabido que este dichoso hábito se adquiere en los primeros años de la infancia, se fomenta más adelante en la adolescencia y no se pierde nunca en la vida adulta.
Los bets sellers juveniles han propiciado también un gusto por la lectura sobre todo en jóvenes, por ejemplo, hace unos días en Facebook, tuvo lugar una campaña en la que se conmemoraba el 20 aniversario de la aparición de la serie de libros de “Harry Poter” de la autora inglesa J.K. Rowling. Cada usuario tenía que recordar un pasaje de esta secuencia, fueron millones en todo el mundo los que lo hicieron. Aún recuerdo cada vez que un nuevo libro de la saga salía a la venta, los niños y jóvenes se aglomeraban en torno a las tiendas para adquirir su ejemplar. No importa que se tratase de un libro “juvenil”, estoy seguro que después, esos niños y jóvenes pasaron a lecturas más complejas, por ejemplo, los clásicos: Balzac, Víctor Hugo, Tolstoi, Joyce, y por qué no, en México, a los autores locales como Fuentes, Paz, Rulfo, Sabines, Alfonso Reyes, por citar a los más conocidos.

Y hablando de libros, en Coatepec existe un espacio privilegiado que alberga casi 20,000 libros así como una hemeroteca prodigiosa. Es la biblioteca que donó a Veracruz don José E. Iturriaga Sauco, escritor y diplomático mexicano que vivió sus últimos 17 años en esta ciudad. Los libros en su mayoría pertenecen al área humanística: política, filosofía, historia universal e historia de México. Están al alcance de todos. Insisto, en medio de la crisis política y de seguridad, la propuesta es regresar a lo básico, a los libros, no para evadir la realidad sino al contrario, para saber cómo enfrentar el terrible caos que nos aqueja.

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