La puesta en marcha de acciones del gobierno municipal para retirar a los vendedores ambulantes del Centro Histórico de la ciudad, ha generado reacciones encontradas de los sectores, pero total beneplácito de la sociedad civil que veía transgredida su libertad de transitar por las calles de centro.
Escudados en las banderas de la necesidad y del trabajo honesto, las organizaciones que agrupan a los vendedores, han sido en realidad grupos de choque apoyados por gobiernos y partidos políticos, quienes los han utilizado para la realización de acciones fuera de la legalidad.
Los intereses electorales, la omisión, la indiferencia de distintas administraciones municipales, les otorgaron patente de corso para apropiarse de las calles, sentirse con derechos y denostar a la autoridad y a la ley. Basta escuchar los “discursos” incendiarios que emiten en cada manifestación, los cuales está plagados de ofensas, injurias, señalamientos infundados, descalificaciones irrespetuosas y hasta insidias; que con estridente equipo de sonido y sin el menor recato, las sueltan frente al palacio municipal en franco reto a la autoridad.
La amenaza latente de tomar carreteras y bloquear calles, es su argumento favorito, ya que dicen contar con “un millón de agremiados”. Todo como una demostración de absoluta intransigencia puesto que ni la razón ni la ley les asiste. Pero ellos han crecido así, en la anarquía, en hacer lo que les venga en gana, o se lo dan o se lo toman a la fuerza, táctica cavernícola que durante años les dio resultado.
La autoridad ya tomó acciones, la sociedad la aplaude, y la ley lo respalda. Lo que sigue es que la Autoridad, se sostenga dentro del estado de derecho y elimine de una vez por todas, esa práctica tan nociva que es el ambulantaje. Ya les ofreció en varias ocasiones alternativas de solución, apegadas a la ley y las han rechazado. Su sistema es la anarquía. La diplomacia no tiene cabida en las negociaciones con este tipo de grupos. Solo resta la aplicación efectiva de la ley.
Solo está faltando un elemento importante en este proceso de ordenamiento, que apenas empieza: la participación ciudadana. La participación ciudadana es la intervención organizada de ciudadanos individuales o de organizaciones sociales y civiles en los asuntos públicos. En este caso de respaldo y apoyo a las acciones de gobierno. Coatepec ha sufrido muchas vejaciones, como que le tiren basura en su palacio, que le monten campamentos con carpas, baños, pailas y dormitorios, que le bloqueen sus calles, etc., y sin embargo el ciudadanos es indiferente, omiso.
Si se exigen acciones contundentes, hay que respaldarlas. Se debe rescatar la ciudad de la anarquía. Pero para ello, los ciudadanos deben expresar su postura. No hay más.
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