Lo normal y lo patológico.
(Primera de dos partes)
Una buena amiga, afirma: “Gatito bonito, lagartija fea”.
Este sencillo ejemplo me permite hacer las siguientes consideraciones.
Una idea sobre alguna cosa, la que sea, está determinada en parte por la información previa que la persona tiene sobre la cosa. Información que proviene del medio socio-cultural donde se ha desenvuelto dicha persona.
Por otra parte, una cosa desconocida, inmediatamente es analizada comparando sus rasgos con algo que nos resulta conocido.
Este es el método analógico, mismo que empata ciento por ciento con lo que se conoce como sentido común, muy ponderado fuera del clan científico, el cual, el sentido común, considera los eventos como producto de la regularidad de las cosas, que se nos muestran reiteradamente como ciertas.
De esta cantera de conocimiento reciclado, nacen los famosos dichos populares.
Usted, amable, lector, debe de recordar con facilidad cuando menos veinte.
Y son estos dichos, sentencias, consejos y consejas, alegorías, metáforas, hipérboles, etcétera, los ejemplos que nos dicen nuestros padres y abuelos, como si fuera la pura verdad. Y quizá lo sean.
Muchos ejemplos son tautológicos, es decir, se describen a sí mismos; otros son ideológicos, provienen de causas de la economía política; otros provienen de los usos y costumbres tribales o de segmentos de la población como los hípsters, oscuros, nerds, emos, adictos, futboleros, con preferencias sexuales en un amplio espectro; que adoptan conductas tribales.
Muchos dichos, consejos y recomendaciones, en este mismo contexto, no son más que patrañas. “No rompas un espejo, son ocho años de mala suerte”.
________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
No hay comentarios.:
Publicar un comentario