martes, 9 de abril de 2019

REFLEXIONES Por: Héctor Hernández Parra


Nuestra Gente
Don Moisés Rivera Guzmán



Un personaje distinguido que por mucho tiempo se ha dedicado al servicio de toda la sociedad coatepecana es don MOISÉS RIVERA GUZMAN, realizando una noble labor productiva que para algunos pasa casi desapercibida, pero valiosa para todos. La importancia de mantener nuestro calzado con una presentación impecable. Una sencilla labor que por la limitante de tiempo y dedicación, en algunas ocasiones descuidamos.
  
Sin embargo en Coatepec como en muchos otros lugares, un pequeño grupo de personas se encargan de proporcionarnos ese servicio. Recuerdo a don Moisés desde hace mucho tiempo, en mi niñez me tocó observarlo guardar sus utensilios en la tienda familiar, en la esquina de 5 de mayo y Hernández y Hernández. Aquel habitual   traslado en bicicleta hasta su casa en una clásica 28, es una imagen que muchos ocotepecanos conservamos en el recuerdo.
  
Un hombre de tez morena, de sombrero, erguido, atento, callado, cotidianamente dedica mañana y tarde en permanecer en el parque Hidalgo, leyendo revistas, escuchando la radio, degustando sus alimentos y cobijándose de la lluvia. Conversar con él, resulta una gran oportunidad de tomarle el pulso a varios tópicos instantáneos, es asomarse a una visión respetuosa a varios temas desde la óptica de un hombre sabio, forjado en el esfuerzo.
  
Siempre me llamó la atención encontrarlo en la misa dominical parroquial de 6 de la mañana, caminar de San Jerónimo, atravesar la calle e iniciar su ritual matutino de disponer pacientemente de lo necesario para iniciar sus labores.
  
¿Quién más nos puede orientar respecto al paso de los acontecimientos, el comportamiento del turista? “Don Moi”.  Siente, palpa los indicadores de paz social de propios y extraños.
  

A la distancia, su familia, pendiente, conduciéndolo con amor y admiración  desde su morada hasta su centro de trabajo. Entre otras actividades, “Don Moi”, ha logrado destacar practicando el atletismo. En ocasiones acompañado por Jesús, su hijo, fiel y discreto heredero de la tradición de servir al público.
  
En esta ocasión, detengo mis actividades para compartir algunos pensamientos respecto a la labor pública que no me gustaría pasara desapercibida. Tal vez, agradecerle por sus atenciones, por ser un hombre bueno, honesto, ejemplo para quienes aún valoran a los seres humanos que paulatinamente desaparecen para siempre.
  
Sin darse cuenta, “don Moi” se convierte en un patrimonio turístico y popular. En la próxima visita, será la ocasión propicia para que nos comente, nos preste alguna revista, recuerde sus triunfos de algunas carreras atléticas o nos muestre alguna medalla obtenida. 

Correo electrónico: hectorhernandezparra77@gmail.com

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