martes, 28 de mayo de 2019

En tránsito... Por: Jesús Ricaño Herrera


EL ESPACIO VITAL 




Uno de los mecanismos de defensa que la naturaleza ha diseñado para salvaguardar a los seres vivos de este planeta, tiene que ver con esa “segunda piel”, ese espacio de confort que pocos tienen derecho a invadir, un espacio de supervivencia, una zona de seguridad, nuestro espacio vital.

 Si alguna vez se ha parado en un hormiguero, de seguro fue atacado por las hormigas casi de manera inmediata; luego, al pasar frente a una casa un perro pese a la cerca se le echó encima y le ladró asustándole, todo eso como producto de la defensa del espacio vital, los seres de este mundo se distinguen por ser territorialistas.

Hay toda una guerra química declarada entre árboles de la misma y otras especies, todo para asegurarse la supervivencia, secan todo lo que se encuentre invadiendo su espacio de seguridad.

Los seres humanos no estamos exentos de este radio de protección, e incluso somos celosos guardianes de él, son pocas las personas a las que les damos permiso de ser invasivas, más no todo el tiempo tienen acceso a nuestro espacio vital. El sentido de la propiocepción que gobierna las acciones de los músculos a través del sistema nervioso central y periférico ubica de modo automático cada parte del nuestro cuerpo, esta sensación corpórea se extiende a la casa, la habitación donde dormimos, la oficina, y no es raro que el vehículo donde nos transportamos sea objeto de este sentido.

En un autobús por ejemplo, nos vemos obligados a ceder un poco o bastante de ese espacio vital, y créame cuando le digo que la incomodidad es la constante. De igual modo, al ir al médico para revisión, incluso con la pareja cuando estamos enfadados esa intromisión puede traer consecuencias y quejas.

Ahora, todos nos hemos sentido ofendidos o agredidos mientras caminamos y chocamos con otra persona, una real sensación de enfado nos invade, todo se calma rápidamente una que vez hemos comprendido que se trató de un mero accidente. Sin embargo, en la circulación de vehículos esa sensación es preponderante, constante y frecuente, lo que nos lleva a un estado de estrés importante.

El espacio vital se extiende como una especie de esfera que cubre nuestro automóvil, cualquier objeto que cruce esa frontera será considerado una amenaza, cuando se trata de otra persona con su vehículo eso se tomará como agresión, a partir de ese momento la tensión entre ambos conductores irá en aumento, hasta que se pierda la calma y el control.

Los señores motociclistas y ciclistas son muy dados a invadir ese espacio vital, generando molestias a los otros usuarios de la vía pública y los conflictos que ya todos conocemos, allá afuera hay una carga de desagrado hacia los conductores de vehículos de dos ruedas, sin embargo, es muy urgente que nos quede claro que las motocicletas y bicicletas son comparados con vehículos compactos, por lo que deberán respetar el espacio de los demás y el suyo propio, la idea es prevenir accidentes.

Por favor no invada la zona de seguridad de los demás, y haga que respeten el suyo. Le agradezco el favor de su tiempo al leernos, tenga buen día y buen trayecto. Comentarios a: jojerihmx@gmail.com

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