lunes, 20 de mayo de 2019

EXPRESSO CORTADO - Por Gilberto Medina Casillas


Con motivo del Día mundial del libro (que se conmemora el 23 de abril de cada año) la Universidad Popular Autónoma de Veracruz, en conjunto con el Instituto Veracruzano de Cultura y el Ágora de la Ciudad han decidido realizar el Jardín de Libros, evento que busca promover la lectura, fortalecer la difusión del libro y generar un espacio donde se distribuya el conocimiento. 

Con la participación de historiadores, mercadólogos, diseñadores y creadores, se ha generado una serie de actividades culturales y artísticas que fomenten el gusto por la lectura, pero además que promueva la creación literaria local y regional.

‘Mis libros’.

El primero de mis libros, con el cual me convencí de que los esfuerzos de mi abuelo Eulogio no fueron vanos, fue, y lo digo, en serio, con un nudo en la garganta, un hermoso momento de mis recién cumplidos cuatro años, fue cuando supe que Pita, era una pala mecánica.

El libro infantil presentaba la caricatura, muy bien dibujada, de una pala mecánica con ojos y boca, cosa que el niño yo, nunca había conocido, entonces, leyendo el título del libro supe que esa simpática caricatura era Pita, la pala mecánica.

En las siguientes seis páginas ilustradas con burbujas que mostraban lo que Pita hablaba, con letras de molde altas y bajas, de formato grande, me fui enterando que la escritura es mensajera del pensamiento.  Ya en la última página supe a ciencia cierta qué cosa es una pala mecánica.

De ahí a los ocho años leí los deberes del kínder y cuanta cosa escrita se atravesaba en mi camino. 
Ya terminando la primaria leí mi primer libro de más de doscientas páginas, (‘Selecciones de Reader’s Digest’, que le llegaba a mi papá por correo, y yo leía con avidez, no cuenta como libro); así que ‘Príncipe y Mendigo’, de Mark Twain fue el primer libro que leí. 

Una historia que se desarrolla en el Londres previctoriano, con sus callejas sucias y peligrosas. Ahí se da la extraña historia del cambio de identidad, justamente, entre un príncipe (que para acabarla es quien propone el trato) y un mendigo, un huérfano, que es el ‘socias’ (la persona idéntica) del príncipe. Indistinguible en cuanto a la facha, pero con hábitos y maneras harto diferentes.


Total, el hecho que un americano, cuyo pseudónimo está tomado de las ruedas de los barcos que navegan el río Mississippi, arme una historia en otro país, y en otro contexto cultural, me reveló que los escritores pueden escribir de lo que se les pegue la gana.

La trama me entretuvo. Y de seguro me gustó su estilo sencillo, con un atinado manejo de la ironía, el niño yo supo eso, aunque aún no poseía las palabras para decirlo.

Luego vino lo que llamaré el incidente.

En vísperas de mi cumpleaños, fecha en la que mi niño yo era socorrido con un regalo a su gusto, mi papá me preguntó: ‘¿Qué quieres para tu cumpleaños?’ Yo, bajo la influencia reciente de mi amigo Ariel Adib, hijo de la actriz y poeta Josette Simó, esposa de Rodolfo Usigli, a quien, le habían dado una guitarra, pedí una guitarra. Mi papá asintió. Faltaban algunos días.

El día anterior a mi cumpleaños 11, estábamos mi papá y yo en la tienda de su amigo Pepe Nacif, la cual se ubicaba en donde termina la calle Martí y comienza, trasversal, Avenida Jalisco, en Tacubaya, ciudad de México.  Me dijo ‘Acompáñame’ y salió caminando rumbo a avenida Jalisco, le seguí hasta un lugar mágico y maravilloso: la librería Zaplana.

Antes de entrar al orbe de la imaginación, mi papá me dijo: ‘Para tu cumpleaños, ¿qué quieres, la guitarra o cinco libros?’. Me quedé estupefacto. Me recobré en tres segundos y proclamé: ¡Cinco libros! Me gusta pensar que, en este incidente, como le quiero llamar al evento, signó mi futuro para siempre. Me imagino que ahí decidí la orientación cultural que mi vida tomó Se bifurcó mi camino y tomé por el sendero de los libros.

Estos cinco libros fueron la piedra angular, a partir de la cual, construí una biblioteca propia de 7,700 libros. Todos y cada uno comprados por mí, sopesado su contenido o mi afición por el autor, que es el mecanismo fundamental que se usa para construir tu biblioteca personal. Los autores que te gustan y de quienes ellos hablan.

Y bueno, ¿cuáles son esos cinco libros? Como ya me gustaba Mark Twain, comencé por, número uno Tom Sawyer y número dos, Huckleberry Finn, del mismo autor. Luego brincó el número tres ante los infantiles ojos de mi niño yo, la portada exhibiendo un arquero a punto de soltar la flecha, leyenda tradicional inglesa, anónimo, Robin Hood. Luego elegí Robinson Crusoe, de Daniel Defoe…

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