martes, 20 de agosto de 2019

Expreso Cortado Por: Gilberto Medina Casillas



Responsabilidad, asunto esquivo.-

Leía yo a Richard M. Nixon, cuando él definía el poderío de una nación, el cual consiste en territorio, población, desarrollo económico y armamento. De ahí me vino a la mente que un gran poder mundial, conlleva una muy grande responsabilidad.

Enunciado que más tarde he leído en diversas fuentes. Pero a mí se me ocurrió en el momento que entendí la semblanza de poderío de una nación (piense usted, amable lector, en la disposición de bombas nucleares) y la gran responsabilidad que asumen el presidente de los EE.UU. cuando dispone de ese poderío y el líder político de la U.R.S.S. (estamos hablando de los años setenta del siglo XX) con un poderío semejante.

Estos dos países y sus bloques de naciones asociadas o sus zonas de influencia, como decíamos en aquellos días, fueron responsables del equilibrio mundial, bajo la espada de Damocles: el ataque nuclear. Cosa que implicó una grave y dramática responsabilidad ululante, a la cual sustantivamos como ‘la guerra fría’.

Con esta ‘maroma’ nos traían temerosos y dependientes, según la influencia a la que se haya sumado tu país. Pero, fíjense, dejábamos la responsabilidad en el Kremlin y en la Casa Blanca. En esa época escribí algunos cuentos catastrofistas, e incluso llegué a diseñar un cartel con una cruda imagen y un texto que decía: ‘The heart of Latin América is waiting for you!’ En el supuesto que las bombas nucleares destruirían Europa, EE.UU. y la U.R.S.S., hacia donde tenían emplazados, unos y otros, sus misiles con ojivas nucleares. Lo cual, si se diera el mal llamado ‘holocausto final’, daría como resultado migraciones masivas hacia los países desnuclearizados.

Bueno, la cosa es que estos dos ‘bloques ideológicos’ y dos sistemas económicos antagónicos, que cada uno preconizaba, convivieron desde 1947 hasta 1989, en el gélido ambiente de la guerra fría. Eran dos enormes responsabilidades, por parte de los dos grandes poderíos mundiales. Con esto queda claro lo que es asumir una responsabilidad, creo yo.

Cada uno de nosotros, humanos y los animales, a su modo, tenemos responsabilidades. Algunas las asumimos por vocación, otras, nos son indilgadas. Las responsabilidades que llegamos a tener a lo largo de la vida, la mayoría de nosotros las hemos cumplido en automático, es decir, casi sin darnos cuenta. Hombres y mujeres tenemos hijos, los cuidamos, los educamos y luego ellos se arrojan a la turbulencia de la vida.

Trabajamos y llegamos al punto de decir como dice Machado ‘con mi dinero pago / el traje que me viste y / la mansión que habito’. Sin embargo, y todo lo anteriormente escrito ha sido un preámbulo, creo que hemos ido limitando nuestras responsabilidades a las más ‘cerquita’ (por no decir egoístas) y hemos dejado de lado otras responsabilidades, llamémoslas sociales.

¿Qué tan responsables somos? Para responder esta pregunta debemos mirar nuestro entorno y observar cómo las vidas de unos y otros se mueven en el mismo espacio y al mismo tiempo.

Pienso en que podemos ser responsables, cada uno de nosotros, desde la perspectiva dual: Yo, en el entorno. Los demás y yo.

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