lunes, 11 de noviembre de 2019

DESDE EL AULA JULIO HERNÁNDEZ RAMÍREZ



Es mi amigo. Sin embargo tenía ya algo de tiempo que no provocaba la ocasión de encontrarlo. El lunes de esta semana lo visité en su casa, allá en un pueblo de la montaña. Su trato amable y generoso me dejó la convicción de la reciprocidad en el afecto. Su esposa, igualmente cordial. Me invitaron de todo cuanto había en la mesa. El calor de las brasas en el brasero y de la amistad cultivada, daban vida a un ambiente agradable pero sincero. Me obsequió un litro de miel mantequilla pura, mientras me platicaba con orgullo: Yo la produzco, le he encontrado el modo y sabor al trabajo con las abejas. Se dio por casualidad; un día, un conocido me ofreció en venta una docena de colmenas. No tenía dinero para comprarlas; al regresar a casa, se lo comenté a Vero, mi esposa. Grande fue mi sorpresa cuando con toda tranquilidad me dijo: cómpralas ¿Por qué me dices eso? -le contesté con cierto enfado, mientras miraba en su rostro una sonrisa de satisfacción y picardía.- No te lo había dicho, me contesta, pero, me apreté la tripa y con lo del gasto, ahorrando, le entré a una tanda que ya terminó y ahí tengo el dinerito guardado, tómalo y compra las avispas. Así fue y nos va bien.

En general así son las mujeres de nuestros pueblos. Buenas administradoras, estiran al máximo el gasto y hacen rendir cada peso. Como por milagro, logran un guardadito para cualquier eventualidad. En esta virtud de la mujer radicaba el acierto y el sentido social del Programa Federal “PROSPERA”, pues llegaba directamente a las amas de casa y estas lo aplicaban cabalmente en las necesidades de la familia. Absurdamente fue cancelado por el Gobierno Federal en turno. Con justa razón las mujeres se encuentran molestas, enojadas… indignadas. Para el nuevo régimen, no fueron dignas de confianza.

Con criterios que parecen ser de misoginia, han ido acabando con los Programas Sociales que impactaban directa y positivamente a la familia y a las mujeres. Desaparecieron las guarderías infantiles donde las mujeres, muchas de ellas solteras, dejaban a sus hijos ante la necesidad de insertarse en el mercado laboral. Tremendo desatino ante el cual la Comisión Nacional de los Derechos Humanos emitió una Recomendación por considerar que con tal acto, se violaban los Derechos de las niñas y los niños, Recomendación que sí, lo está usted leyendo bien, no fue aceptaba por el Titular del Ejecutivo Federal. Tal arrogancia explica el sainete protagonizado en el Senado de la Republica, pues parece que siempre prevaleció la obstinación por tener un Titular en la CNDH, consulte previamente el sentido de sus determinaciones y que aprenda a decir como recitación “Sí señor”. Claro está tampoco se trata de tener en tan importante encargo a un perfil que sistemáticamente cuestione lo hecho por las autoridades. Se requiere más bien un Profesional en la Materia que anteponga ante todo a los ciudadanos, principalmente a los más vulnerables y que sepan conducirse dentro de los extremos de la autonomía.

Del Seguro Popular, basta reconocer que su desaparición es un desatino más. No cabe ninguna duda que cuando el nuevo Modelo de Salud logre implementarse, si es que así sucede, ya muchas familias, principalmente las más pobres, estarán vestidas de luto por la tragedia.


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