lunes, 10 de agosto de 2020

Filosofía Clásica


Casi todos los estudiosos concuerdan en que la filosofía es una creación original del genio griego, que no tiene ningún correlato con el pensamiento de otros pueblos de la Antigüedad. La filosofía, además, permitió el nacimiento de la ciencia. Reconocer esto, es darle a los griegos el mérito de haber contribuido de manera excepcional a la historia.

La palabra filosofía proviene de los términos griegos, philos, ‘amor a, o amante de’, y sophia, ‘sabiduría’. Por tanto, significa “amor al conocimiento”. Con el tiempo, la filosofía se convirtió en la sabiduría misma, en el conjunto del saber. A lo largo de su desarrollo, éstos fueron algunos de sus rasgos esenciales:


Contenido. La filosofía se propuso explicar toda la realidad, y por eso se distingue de las ciencias particulares, que explican algunos fragmentos de la misma. Por ello, se debe llegar al origen, es decir, al primer porqué que dé la razón de ser de todo.

Método. Es una explicación puramente racional. No le basta la experiencia, sino que se sirve de la razón y la lógica para hallar las causas primordiales.

Objetivo. El deseo de conocer la verdad. No tiene una utilidad práctica -aunque sí tiene relevancia moral- y su objetivo es desinteresado. En palabras de Aristóteles: “Todas las demás ciencias serán más necesarias que ésta, pero ninguna superior”.


Periodo naturalista.- Los filósofos griegos concordaron en que el hombre tiene una necesidad natural por saber. La raíz de la filosofía es precisamente esa curiosidad innata, la profunda admiración que nos provoca la realidad. En su primera etapa, la filosofía se planteó problemas de tipo naturalista, es decir, intentó explicar el origen y funcionamiento del mundo natural. A partir de la observación de la naturaleza y de razonamientos lógicos, los primeros naturalistas llegaron a distintas conclusiones sobre cuál era el principio originario del cosmos y cómo funcionaba el mundo.


Periodo humanista.- Durante el periodo humanista, los problemas de la filosofía se concentran en el hombre. Los primeros exponentes fueron los sofistas. En el siglo IV a. C. Protágoras dijo que “el hombre es la medida de todas las cosas”, y así propuso el principio del relativismo occidental, que indica que el único criterio es el individuo: no existen verdades ni valores morales absolutos. Por su parte, Gorgias pensó que no es posible llegar a la verdad absoluta.


El verdadero protagonista del humanismo fue Sócrates (469-399 a. C.), inventor de la interrogación socrática o mayéutica, que consiste en cuestionar al interlocutor para llegar hasta las últimas implicaciones de las cosas. Investigó el mundo humano: la belleza, la moral, la justicia, etc. Afirmó que el hombre es su alma, por eso su doctrina se basa en el principio de “conócete a ti mismo”. Sostiene que quien obra mal lo hace por ignorancia. Se le atribuye la frase: “Yo sólo sé que no sé nada”.

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